Notas de actualidad
Biodiversidad
Bosque seco tropical
Restauración
Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira
Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira
autor
Julián Sáenz
publicación
1.11.21

Árboles que atraviesan ríos en carruchas, árboles que suben montañas a lomo de mulas y árboles que recorren trochas en camionetas al ritmo de cantos vallenatos se vieron en La Guajira.

La Fundación Miramar en convenio con el Instituto Humboldt sembraron 10.000 árboles en el corregimiento de Mingueo en La Guajira. Conozca los desafíos de enriquecer los bosques de la región.



Árboles que atraviesan ríos en carruchas, árboles que suben montañas a lomo de mulas y árboles que recorren trochas en camionetas al ritmo de cantos vallenatos se vieron en La Guajira. Lo que es extraordinario en muchos otros lugares, en Mingueo fue cotidiano.

Cada cierto tiempo, desde bien temprano en la mañana y bajo los primeros rayos del sol, desfilaban por la vía principal del pueblo pequeños pereguétanos, orejeros, sambocedros, jobos y muchas otras plantas de diferentes especies. Detrás de ellas, siempre se veía un grupo de hombres y mujeres que velaban por el cuidado de estos llamativos viajeros.

También puede leer: El corredor del yaguarundí: un sueño que unirá dos cordilleras

Las personas que custodiaban los árboles sabían que su responsabilidad era muy grande y que una parte del futuro de los bosques y la biodiversidad en la región depende del bienestar y del crecimiento de esas plantas. En realidad, son ellos los héroes de esta historia, los que con su trabajo pretenden crear diferentes corredores biológicos en La Guajira y que al hacerlo generan esas escenas tan sorprendentes como las de un grupo de árboles atravesando el río Cañas en carruchas.

Árboles Dibulla
Miles de árboles atravesaron el río Cañas en carruchas. Foto por: Fernando Cantillo.




Su trabajo va más allá de conseguir las semillas, germinarlas, asegurarse de su crecimiento y después plantarlas. Conseguir los predios adecuados para la siembra y la llegada a los lugares de difícil acceso entre las montañas, son otros retos que deben afrontar y ni hablar de cómo deben abrirle espacio a los árboles nativos bajo el sol y la humedad.

Todo eso se desarrolla en Mingueo, un corregimiento del municipio de Dibulla, ubicado sobre la troncal del Caribe, en donde se encuentran las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta con grandes bosques que se buscan conectar. Para lograr ese objetivo el Instituto Humboldt realizó un convenio con la Fundación Miramar para la siembra de 10.000 árboles nativos en el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”, liderado por el Ministerio de Ambiente.

Las mujeres gestoras del corredor de la vida

Mujeres sembrando árboles
La Fundación Miramar es una organización conformada por doce familias. En la foto aparecen algunos representantes de la fundación y trabajadores del proyecto. Foto por: Julián Sáenz.



La Fundación Miramar es una organización constituida por 12 familias, que en su mayoría son mujeres cabezas de hogar y cuya representante legal es la señora Ena Olmos. Llevan más de cinco años trabajando por la conservación y restauración de los bosques en la región y tienen conocimiento y formación en temas de producción de material en vivero y monitoreo comunitario.

Para cumplir con la siembra de los 10.000 árboles, las mujeres de la fundación trabajaron en la recolección de semillas y su procesamiento, en el rescate de plántulas, en el manejo de germinadores, en la consecución del sustrato y en el llenado de bolsas.

Le sugerimos: Reservas de la sociedad civil: aliados en la recuperación de los bosques en Choachí, Cundinamarca

“Cuando montamos el vivero hace unos años atrás, yo sabía que podíamos ser independientes y que esto nos podría generar ingresos para llevar a casa. Empezamos con cinco familias, ahora somos 12 y sabemos que podemos seguir creciendo. En este proyecto, por ejemplo, nosotros hacemos el llenado de bolsas, aunque yo hago más el chapoleo. Yo me enamoré de esto y ahora les digo a todos que no miren solo los árboles como madera, yo veo un árbol de manera diferente. Le hablo a mis plantas porque nos dan vida y son hogar de muchos animales”, manifestó Clara Inés Giraldo, integrante de la Fundación Miramar.

Las mujeres de la fundación, además, cuentan con otras personas que están al frente del proyecto en su parte administrativa, logística, de investigación y de estudio de cadena de valor. Yinethsy Pérez Griego, quien es la coordinadora general del proyecto cuenta que la selección de predios se realizó desde el buen relacionamiento y nombre que tiene la fundación en la región. De esta manera, además de la Reserva Natural de la Sociedad Civil Miramar, los árboles plantados quedaron en los predios de las fincas del Buen Ejemplo y el Edén, que son aledaños a la reserva.

También puede leer: Arte y conservación: una alternativa para recuperar los bosques en Chía, Cundinamarca

“En la Finca Buen Ejemplo se plantaron 2.400 árboles, en el Edén 2.000 y en la reserva Miramar 5.600 plantas. Eso fue un arduo trabajo porque la lluvia muchas veces hizo que el terreno fuera de muy difícil acceso, no todos los carros podían subir. Además, había que tener mucho cuidado con la manipulación de las plantas desde su salida del vivero hasta la llegada a los sitios y su plantación”, explicó Fernando José Cantillo, coordinador técnico del proyecto desde la Fundación Miramar.

Por su parte, Fernando Rodríguez, representante legal de la Finca Agroecológica el Buen Ejemplo, aseguró que: “Con estos proyectos hemos visto excelentes resultados desde el momento en que cambiamos las prácticas agrícolas tradicionales. Aunque no ha sido fácil, hemos logrado muchas cosas, mejoramos nuestras prácticas y recuperamos la fauna y la flora y trabajamos por la conexión del corredor que está bastante fraccionado”.

Los árboles producidos subieron a lomo de mula por las montañas de la reserva Miramar. Los que fueron plantados en las Fincas Buen Ejemplo y el Edén, fueron transportados en camionetas y después atravesaron el río Cañas en carruchas. Una vez en los predios, debieron ser subidos por entre las montañas por caminos angostos.

Mujeres sembrando árboles
Euclides Parra es el viverista que se encargó de la producción y cuidado de las plantas. Foto por: Julián Sáenz.




Euclides Parra, viverista de 28 años, mejor conocido por sus amigos como Willie, se encargó de la producción de las 10.000 plantas de 29 especies diferentes o de sus 10.000 hijos como a veces suele llamarlas. Él explicó que en algunos casos lo más estratégico fue armar cambuches para que las personas no tuvieran que subir y bajar todos los días de la montaña.

Le sugerimos: En Colombia, más de la mitad de sus ecosistemas se encuentran en riesgo

“A mí me gusta mucho trabajar en el vivero, aprendo mucho. Yo trato siempre que salga un material hermoso con buen fuste, mi meta es siempre sacar buen material. Además, me gusta tener el orgullo y el honor de sembrar miles de árboles en el bosques y después visitarlos y ver como van creciendo”, agregó.

Lo que hay detrás de un árbol

Además del proceso de siembra, la Fundación Miramar trabaja en otros frentes: en la sensibilización de la población, en el turismo de naturaleza y en el estudio de la cadena de valor de los procesos de restauración, de lo que cuesta producir un árbol.

“Muchas personas en estos procesos, a veces, solo piensan en los árboles maderables, son los que generalmente quieren. Entonces nosotros le explicamos la importancia de la diversidad y la funcionalidad que pueden tener las diferentes especies dentro de un bosque y su importancia”, aseguró el coordinador Cantillo.

Le puede interesar: Así se recuperan los bosques de Providencia un año después del huracán Iota

Para Elffamaria Vázquez Rubio, quien apoya la parte de investigación del proyecto, el trabajo de estudiar un árbol es bien importante porque: “Al tener la trazabilidad de las semillas y conocer su crecimiento uno tiene muchos datos. Por ejemplo, el pereguétano es un árbol que demora en crecer, en otros la disponibilidad de semillas no es fácil. Yo he aprendido un montón no solo de los árboles de la región sino de los datos, saber cuánto crece una planta cada mes, qué tanto demora la limpieza de una semilla, cuántas semillas pueden germinar por determinado peso, son muchas variables”.

Siembra de árboles
En la siembra de los árboles que esperan en un futuro conectarse con la Sierra Nevada se tuvo en cuenta la pendiente del terreno. Foto por: Julián Sáenz.




La coordinadora general Yinethsy Pérez aseguró, además que: “Tener los datos como lo son el tiempo de germinación, el número aproximado de germinación de plántulas por kilo, el valor de los jornales de trabajo y hasta los porcentajes de material perdido, ayudará en la formulación detallada de lo que cuesta producir un árbol, además de entender mejor a cada especie. Sin dudas esa información a futuro servirá para la producción de material vegetal diverso, lo que se requiere cuando de enriquecer los bosques se habla”.

Enriquecer los bosques y proteger la fauna presente en ellos, son dos de las múltiples razones por las que en Mingueo durante cierto tiempo se vieron árboles viajeros.

Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira
No items found.