- Según Hernando García, director del Instituto Humboldt, antes del huracán Iota esta microcuenca contaba con una de las áreas de bosque seco tropical en mejor estado de conservación.
- Las coberturas vegetales de este ecosistema se vieron altamente perjudicadas por los vientos huracanados, afectando así la estructura y el dosel de los árboles y dejando al suelo bastante expuesto a la radiación.
- Los primeros recorridos por el embalse Fresh Water Bay no arrojaron la presencia de peces vivos.
Iota causó profundas heridas y cicatrices en los ecosistemas de Providencia, isla con una extensión de 1.700 hectáreas y habitado por más de 5.000 personas. El bosque seco tropical, la cobertura vegetal más representativa, fue el que más se vio afectado por los fuertes vientos huracanados.
Un análisis de imágenes satelitales del antes y después del huracán Iota en Providencia, realizado por el Instituto Humboldt, evidenció que cerca del 90 por ciento del bosque seco de la isla se vio altamente impactado, en especial el de las zonas ubicadas en el norte, donde está asentada la mayoría de la población.
En Providencia, el bosque seco es hábitat de numerosas especies de fauna nativa, como es el caso del cangrejo negro (Gecarcinus ruricola), un crustáceo que antes del huracán ya estaba bastante afectado por la reducción de su hábitat, captura excesiva y pesca.
En los primeros recorridos y reconocimientos en campo de la expedición Cangrejo Negro por la microcuenca Fresh Water, una de las más importantes y emblemáticas de la isla, expertos del Instituto Humboldt evidenciaron que su bosque seco sufrió bastante por los embates del huracán.
“Antes de Iota, en Fresh Water teníamos referenciada una de las áreas más importantes del bosque seco tropical en toda la isla, la cual quedó bastante afectada por los fuertes vientos huracanados. La situación de este ecosistema en la microcuenca es crítica”, dijo Hernando García Martínez, director del Instituto Humboldt.
Según García, en esta zona hay una gran pérdida en la estructura y el dosel de los árboles del bosque seco. “Aunque las especies más abundantes de este bosque están empezando a rebrotar, la pérdida del dosel en los árboles causa que la luz entre directamente al suelo, un recurso natural que quedó bastante expuesto a la radiación”.
Esa afectación en la estructura del bosque seco está perjudicando seriamente el hábitat de diversas especies de reptiles, aves y anfibios. “El bosque seco tropical será una de las prioridades en la estrategia de restauración ecológica de la isla. Debemos analizar muy bien cuáles especies de crecimiento rápido van a ayudar a empezar a dar cobertura”, informó el director del Humboldt.
Alerta por los peces
En los primeros reconocimientos por el embalse Fresh Water Bay, ecosistema que hace parte de la microcuenca Fresh Water, Carlos Lasso, investigador del programa de ciencias de la biodiversidad del Instituto Humboldt, evidenció las cicatrices ambientales causadas por Iota.
“El impacto más palpable y evidente fue en el bosque y sotobosque que rodea al embalse. La pérdida de este ecosistema afecta los hábitats hídricos, como los pequeños arroyos que son de suma importancia para la migración de diversas especies de peces y crustáceos como el cangrejo negro”.
Aunque estos hallazgos son preliminares, Lasso considera que el impacto sobre la microcuenca es bastante alto. “Por ejemplo, en los primeros reconocimientos no encontramos peces vivos, al igual que algunos crustáceos muertos. Información previa de los años 2011 y 2013 revelaron la presencia de más de 15 especies de peces en la zona”.
A través de un índice cualitativo, expertos del Instituto Humboldt miden la heterogeneidad o variedad de hábitat, la presencia de cobertura vegetal y otras medidas de sedimentación o taponamiento derivadas por el huracán.