- La Colección Oológica del Instituto Humboldt fue donada en 2001 por el médico holandés Cornelis J. Marinkelle y, desde entonces, ha venido en continuo crecimiento. Hoy cuenta con cerca de 18 mil cáscaras de huevos que representan 1.319 especies de aves provenientes de 113 países.
- Las cáscaras de huevos se han convertido en una herramienta esencial para entender aspectos de la biología, evolución y desarrollo embrionario de las aves. Asimismo, son un recurso fundamental para el estudio de sustancias contaminantes presentes en el ambiente y representan una fuente importante para los análisis de biomímesis.
Por: Prensa Instituto HumboldtAbril 25 de 2024. ¿Qué es una colección de huevos? y ¿qué aporta a la investigación? Para entender cómo está estructurada y cómo funciona una colección oológica, nos adentramos en la colección del Instituto Humboldt, ubicada en Villa de Leyva; Boyacá, y conversamos con su curador, Gustavo A. Bravo. Su nombre completo es: Colección Oológica Cornelis J. Marinkelle, en honor al médico holandés que hizo la donación de los primeros huevos al Instituto Humboldt. Esta colección se diferencia de las otras colecciones del Instituto porque preserva material proveniente de diferentes partes del mundo y no solo del país, lo que le otorga un importante valor científico. “Los objetos de esta colección son cáscaras de huevo que están vacías y que son organizadas en nidadas, es decir, por grupos de huevos que en un momento determinado estaban en un mismo nido”, explica Gustavo Bravo, curador de la colección.
En la colección hay cerca de 18 mil huevos, organizados en nidadas de 1.319 especies que, a su vez, representan a 155 familias de aves y que provienen de 113 países diferentes; lo que la convierte en la mayor colección oológica de Latinoamérica.
Las familias con mayor representatividad de nidadas son las gaviotas (Laridae; 318 nidadas), águilas (Accipitridae; 225) y los tejedores (Ploceidae; 222); mientras que las especies mejor representadas son Buteo lineatus (40 nidadas), Sterna hirundo (36), Buteo jamaicensis (27) y Sturnus vulgaris (27).
En cuanto a países, los que cuentan con mayor número de nidadas son: Estados Unidos (1087), Países Bajos (370), Colombia (313), Reino Unido (297) y Sudáfrica (258).
¿Qué aportes ofrece a la investigación?
Los huevos representan una etapa crucial de la vida y desarrollo de las aves, por ser el momento en que se está desarrollando el embrión; por esto, recolectarlos y analizar su contenido interno y el de la cáscara, les permite a los expertos conocer diferentes atributos de la historia de vida de las especies y su ecología.
Las cáscaras también se vienen empleando en el área de la biomímesis, con el objetivo de ofrecer soluciones procedentes de la naturaleza a los problemas humanos, en forma de principios biológicos y biomateriales. “Por ejemplo, la estructura y forma de los huevos aportan importantes datos en temas de conservación de la temperatura, ya que las cáscaras deben tener la capacidad de proteger al embrión tanto de las temperaturas altas como de las bajas. Estos datos están siendo analizados hoy para su aplicación en otras industrias”, explica Bravo.
Otro alcance es el estudio de contaminantes, ya que las cáscaras tienen la capacidad de acumular sustancias que están en el ambiente tales como agentes contaminantes (por ejemplo, insecticidas y metales pesados). Esto permite identificar en qué hábitats están presentes este tipo de sustancias y así tomar acciones de conservación y manejo de preservación de las especies. Por todas estas razones, las colecciones de huevos se han convertido en una herramienta vital para la investigación científica de las aves y los ambientes que habitan.
Del mundo a Villa de Leyva
Esta colección fue donada al Instituto Humboldt por el médico holandés Cornelis J. Marinkelle, quien se radicó en Colombia en 1963 con el objetivo de estudiar enfermedades tropicales. “Este médico –cuenta Gustavo Bravo– pertenecía a una familia de naturalistas que -iniciando con su abuelo, luego su padre y por él mismo- recolectó huevos de aves y otros objetos de la naturaleza de diferentes partes del mundo. Cuando llegó al país, Marinkelle guardó la colección en su casa, pero en 2001 se acercó al Instituto Humboldt y la donó”.
Desde entonces, se ha realizado un importante esfuerzo en preservarla, estudiarla y enriquecerla. En los últimos años, la colección ha crecido gracias a las colectas hechas por el equipo de investigadores del Instituto y por las donaciones de otros aliados como la Universidad ICESI. Aunque la colección cuenta con una amplia diversidad de huevos, algunos de ellos se destacan por su color, tamaño, procedencia y antigüedad.
Casuarius bennetti: ave de gran tamaño, con una altura cercana a 1.80 m y que no vuela. Los machos adultos se distinguen por tener un cuello azul brillante con una mancha roja en la parte inferior de la nuca. Es autóctona de las islas de Nueva Guinea, Nueva Bretaña y Yapen. A esta ave, por su tamaño y forma, se le considera como la prueba viviente de que las aves son descendientes de los dinosaurios. Este huevo proviene del Zoológico de Cali y es uno de los más grandes de la colección del Instituto Humboldt.
Buteo lineatus: ave procedente de Norteamérica, conocida como aguililla o halcón de pecho rojo, nombre común que recibe por su pelaje rojizo o naranja fuerte. Vive en áreas boscosas y es difícil de observar en zonas urbanas. Esta es la nidada más antigua de la colección del Instituto, fechada en 1872.
Phaethornis ruber. Es el huevo más pequeño de la colección del Instituto Humboldt, con cerca de 9 mm de largo por 7 mm de ancho. Pertenece a un colibrí del grupo de los ermitaños, que es de color marrón y vive en la parte baja de los bosques amazónicos
Uria aalge. Ave del hemisferio norte, que se asemeja a los pingüinos, pero no es pariente de estos. Vive a orillas del mar, en el ártico, donde nada para atrapar a sus presas. Suele anidar en los acantilados, razón por la cual sus huevos tienen una forma distinta (base redonda y punta más delgada), lo que evita que rueden libremente hacia el mar.
Nothoprocta perdicaria. Ave conocida como tinamú o perdiz chilena. Es terrestre, con poca capacidad de vuelo y es pariente de las avestruces. Los huevos de esta familia son de color esmaltado y de diferentes tonalidades, lo que les otorga una belleza particular.
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Oficina de prensa Instituto Humboldt