Descubra la historia de Cristian Bueno Mejía y cómo su trabajo ha permitido la conservación del bosque a partir del aviturismo y la guianza ambiental en la Reserva Sutú en el municipio de Mistrató en Risaralda.
“Este amor por la naturaleza nace desde muy niño y fue sembrado como una semilla por mis propios abuelos”, así inicia Cristian Bueno su historia al preguntarle dónde surgió la inquietud por la conservación y la observación de aves. Una historia que se remonta más de 33 años atrás en una finca ubicada en el cañón del río San Juan, que fuera propiedad de sus abuelos y despojada a causa del conflicto armado. Asimismo, cuenta que hace unos 15 años, gracias a un proceso de restitución de tierras, pudieron retornar al territorio y ahí descubrió su pasión por la observación de aves y advirtió el aviturismo como una alternativa económica sostenible.
Hoy es el propietario de la Reserva Sutú, un santuario de aves ubicado en la vereda Costa Rica del municipio de Mistrató, departamento de Risaralda; el cual hace parte del área de influencia del perímetro de ampliación del Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) de la Cuchilla del San Juan. En sus propias palabras, “es un lugar privilegiado en el planeta” y no es para menos, porque está localizado en la vertiente occidental de la Cordillera Occidental y hace parte de la Ecorregión Chocó – Darién o Chocó Biogeográfico, donde confluye una amplia y exuberante biodiversidad.
Cristian ha logrado construir su proyecto de vida en torno a la conservación del bosque, ofreciendo servicios de guianza ambiental y productos de aviturismo; gracias al óptimo estado de conservación del bosque que compone la Reserva, se han identificado en el área más de 300 especies de aves de las 500 que han sido inventariadas en el municipio, también le ha permitido ser parte de un proyecto de investigación para la conservación de los árboles de Magnolia, una especie gravemente amenazada y de los que se han encontrado varios especímenes en la zona.
Este experto guía ambiental y apasionado por la conservación, asegura que la pedagogía y las alianzas interinstitucionales entre WCS, el Instituto Humboldt, la Carder y Fecomar que ha acompañado la ampliación del polígono del DRMI Cuchilla del San Juan, permite que las comunidades construyan un tejido social en torno a los procesos de conservación, involucrándolos en las estrategias y permitiéndoles ser interlocutores en el proceso.
“Para nosotros, el proyecto de ampliación ha sido una gran oportunidad porque hemos podido conocer personas, corporaciones y entidades, y hacer alianzas estratégicas para hacer crecer la conservación en nuestro municipio. No es solo el turismo, es el tejido social que va creciendo en torno a los procesos de conservación”, afirma Cristian Bueno, habitante y prestador de turismo sostenible del área de ampliación del DRMI Cuchilla del San Juan en Mistrató.
El proceso de ampliación del Distrito Cuchilla de San Juan es una tarea conjunta, en donde cada institución cumple un rol de gran importancia. La Corporación Autónoma Regional de Risaralda, Carder; por ejemplo, identifica las áreas de intervención y guía el proceso; WCS Colombia realiza la investigación científica y apoya el diseño del área protegida y Fecomar, como aliado en territorio, contribuye con el diálogo social y la gestión e implementación del proyecto.
Por su parte, el Instituto Humboldt, como uno de los formuladores y principal asesor técnico de las acciones que se implementan, trabaja para que, al igual que Cristian, los demás habitantes de la zona puedan desarrollar alternativas sostenibles que permitan el mantenimiento del territorio; en donde se gestionen también convenios que garanticen no solo la implementación sino la permanencia de las acciones de conservación y mantenimiento para el Distrito.