El pasado miércoles 6 de septiembre el Consejo Directivo de la Corporación Autónoma Regional para el Desarrollo Sostenible del Chocó (Codechocó) creó el área protegida regional más grande que se haya declarado hasta el momento en el país.
Se trata de una zona marino-costera en el pacífico chocoano denominada Distrito Regional de Manejo Integrado Encanto de los Manglares del Bajo Baudó. Dicha área cuenta con 314.562 hectáreas (ha) equivalentes a la superficie del departamento del Atlántico; de estas, dos terceras partes corresponden a ecosistemas marinos y el restante a manglares y otros bosques inundables.
Estos ecosistemas son estratégicos para la biodiversidad, el recurso pesquero y el bienestar de las comunidades. Refiriéndose, pues, a la segunda área protegida del país que preservaría mayor cantidad de manglares, luego del Parque Nacional Natural Sanquianga, en Nariño.
Esta declaratoria fue posible gracias al liderazgo de Codechocó y a diez consejos comunitarios de comunidades afrodescendientes, quienes solicitaron la creación del área protegida; también a la participación por cooperación técnica y financiera de varias instituciones entre las que se encuentran Naturaleza y Cultura Internacional, el Instituto Humboldt, World Wildlife Fund (WWF) Colombia, Wildlife Conservation Society (WCS) Colombia, Fundación Marviva, Corparién y la alcaldía del municipio del Bajo Baudó.
En particular, el Instituto Humboldt en convenio con Naturaleza y Cultura Internacional apoyó la etapa de consulta previa y la de consolidación de los documentos técnicos para el aval del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras José Benito Vives de Andréis (Invemar).
Ahora continúa con el apoyo a los concejos comunitarios en la formulación del plan de manejo y la implementación de proyectos piloto que promuevan el desarrollo sostenible relacionados con actividades de fortalecimiento étnico, productivo y comunitario; la cosecha y comercialización de la palmera naidí; la construcción de estufas ecoeficientes; la promoción de prácticas de pesca sostenible; y el control y vigilancia del área.
Cabe resaltar que la zona cuenta con un potencial de turismo gastronómico y de naturaleza importante, pues además de la calidez de los habitantes y de ser vecina del municipio de Nuquí, sus recursos pesqueros y manglares, bosques y playas son inigualables.
Así pues, promover el desarrollo y la integración social de las comunidades locales resulta clave en este momento de posconflicto en el Bajo Baudó, una región históricamente golpeada por la violencia; y en la actualidad, tras el retiro de algunos frentes guerrilleros de las FARC, en disputa por el control de tráfico de narcóticos por parte de diferentes grupos armados criminales y disidentes.
Por todo lo anterior, este proyecto resulta más que pertinente, al punto de que podría ser un caso exitoso en el cual el capital natural y el manejo sostenible de la naturaleza apoyaría en la consolidación de la paz territorial.
Localización del área protegida