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Oso andino: descubriendo al guardián de las montañas de la mano de un experto
Oso andino: descubriendo al guardián de las montañas de la mano de un experto
autor
Julián Sáenz
publicación
31.7.24

La conservación del oso andino invita a pensar en la forma cómo se organiza el territorio y cómo se fortalecen los procesos de gobernanza comunitarios. A través de esta entrevista, descubre algunas de las características del único oso de Sudamérica y los desafíos que existen para su cuidado.

El oso andino (Tremarctos ornatus) es una de las ocho especies de osos que existen en el mundo, siendo el único de Sudamérica y además endémico de los Andes tropicales. Su presencia en bosques y páramos es sinónimo de buena salud en los ecosistemas. Parece natural que su cuidado esté garantizado, sin embargo, su forma de vida, sus grandes desplazamientos y sus necesidades de alimentación, en algunas ocasiones, hacen que tenga interacciones negativas con los humanos. 

Hablamos con el curador de la colección de  mamíferos del Instituto Humboldt, Nicolás Reyes Amaya, sobre la ecología de este animal, sus formas de vida, la agenda institucional del oso andino, y sobre cómo prevenir esos desencuentros con el que para muchos es el guardián de los bosques andinos y el páramo. 

¿Cuántas especies de osos hay en el mundo y en Colombia?

Nicolás Reyes Amaya.: Primero, tenemos que tener en cuenta que los osos son animales supremamente adaptables, con capacidad para sobrevivir en ambientes supremamente diferentes. Hay ocho especies diferentes de osos en el mundo y se encuentran regadas por todos lados. Tenemos el oso polar (Ursus maritimus) que se encuentra en el polo norte y es un animal que come casi que exclusivamente carne, come cantidades enormes de grasa y carne a diario para poder sobrevivir en el helado polo norte. También está el oso bezudo (Melursus ursinus), que es un animal del sur de Asia y se alimenta de una gran cantidad de hormigas y termitas principalmente, pero que puede comer material vegetal o incluso carne si lo requiere. El oso malayo (Helarctos malayanus) también del sur de Asia, come plantas, hongos, también carnes, un animal supremamente adaptable. El oso negro asiático (Ursus thibetanus), que come frutos, insectos, también carne y carroña. El oso panda (Ailuropoda melanoleuca) símbolo de la conservación a nivel mundial,  es oriundo de los bosques de bambú de China y a pesar que su dieta está principalmente enfocada hacia el bambú, puede comer varias cosas más incluyendo carne. El oso pardo también conocido como oso grizzly (Ursus arctos) que es del norte de América y del norte de Europa, come una gran cantidad de cosas muy distintas: plantas, carne de carroña o de  animales que caza. El oso negro americano (Ursus americanus) se encuentra solamente en el norte de América y se alimenta de peces, plantas insectos, todo tipo de cosas. Y, por último, nuestro famosísimo oso andino (Tremarctos ornatus), que como lo dice su nombre es oriundo de Los Andes de Sudamérica. Este animal también se alimenta de una gran cantidad de plantas y frutos en su mayoría, pero también consume carne, ya sea de carroña o de animales que caza, incluyendo animales silvestres y animales de corral.

Explíquenos eso de que hay osos que no son osos…

N.R.A.: Tenemos que tener en cuenta que los osos son animales que pertenecen al orden Carnívora junto con otros carnívoros como los felinos, los caninos u otros tipos de carnívoros. Pero los osos también pertenecen a la familia Ursidae, esa es la familia de los osos, que agrupa a las ocho especies de osos que habitan en el mundo. En conjunto comparten características craneales y externas como de pelaje y también características de forma como sus patas, por ejemplo. Ahora, hay otros animales a los que comúnmente les decimos osos, pero no son osos. Ese es el caso de los hormigueros y los perezosos, que son animales que además pertenecen a otro grupo biológico que es el superorden Xenarthra, tienen dietas totalmente diferentes. Estas dietas se componen de hojas e  insectos, y tienen especializaciones craneales y en general de su cuerpo dirigidas exclusivamente para ese tipo de desempeño ecológico. Estos animales no son osos a pesar que comúnmente  en algunas partes del país los llamamos como osos perezosos y osos hormigueros.

Ahora sí, entremos hablar del oso andino, ¿por qué se le considera guardián de los páramos y los bosques?

N.R.A.: El oso andino es un animal que consume una gran cantidad de material vegetal, por ejemplo, bromelias, frutos, raíces, hongos y come algunos animales que logra cazar, silvestres o incluso animales de ganadería. Este oso cuando atraviesa sus hábitats naturales que son los bosques andinos y los páramos va dispersando semillas de una gran cantidad de plantas que consume. Semillas que son dispersadas propagando las especies de plantas de las que él se alimenta. Adicionalmente, al ser un animal con un comportamiento altamente arborícola, le gusta mucho estar en las copas de los árboles y alimentarse de los frutos que están allá muy alto. Él rompe las ramas de los árboles para acceder a  estos frutos y de esa forma altera la estructura del dosel de los bosques, de ese techo de árboles, que se genera sobre los bosques, y abre claros que permiten la entrada de luz y dan la oportunidad a plántulas que se encuentran en el suelo de los bosques de crecer y prosperar renovando los bosques. Es por esto que a este animal se le conoce como el jardinero de los bosques, porque altera la estructura de los mismos y propaga las plantas que consume.

Los osos andinos tienen comportamientos arborícolas y en busca de alimentos pueden dejar marcas en los árboles o alterar la estructura del dosel de los bosques. Crédito: Nicolás Reyes.

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¿Por qué no es adecuado llamar osos de anteojos a los osos andinos?

N.R.A.: Si bien en varios países de Sudamérica se le llama osos de anteojos a los osos andinos, este nombre no es adecuado porque hace referencia a unas manchas circulares que se dan de forma completa alrededor de los ojos como si fueran anteojos. Eso ocurre en algunos poquísimos individuos de osos andinos. La mayoría de los osos andinos lo que tienen, son manchas de diversas formas irregulares entre la frente, el hocico, el cuello e incluso le bajan hasta el pecho. De hecho, estas manchas no son iguales en dos individuos. No hay dos  individuos con la misma mancha y esto nos permite llegar a identificar individuos incluso dentro de los osos. Además, el nombre oso andino es mucho más adecuado porque relaciona este animal con su hábitat y nos genera esa pertenencia que necesitamos hacia esta especie que es de los Andes de Sudamérica.

¿Cuál es la dieta del oso andino, sus costumbres y ciclos de alimentación?

N.R.A.: Los osos andinos consumen principalmente material vegetal de muchos tipos, sin embargo, también pueden comer carne y esa amplia dieta traza la manera en que ellos se mueven y utilizan los hábitats en los bosques. Entonces, los osos casi de memoria, como en un ejercicio de cosecha, buscan por todo su hábitat su alimento predilecto que son los frutos de árboles y arbustos dentro de bosques y páramos y saben exactamente en qué partes están y en qué época del año se dan. Mientras hacen esa primera búsqueda van también haciendo uso de recursos permanentes en estos ecosistemas,  que están presentes siempre, como los cogollos de las bromelias, cortezas de árboles y raíces. Y, además, en esos recorridos que ellos hacen, ocasionalmente se encuentran con un perezoso, una danta o incliuso una vaca que puedan consumir y lo cazan. Esos tres tipos del uso del hábitat que hacen los osos andinos de acuerdo a su amplio espectro de dieta,  un aspecto muy interesante que se descubrió hace varios años por el investigador pionero en los estudios ecológicos de esta especie en Colombia.

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¿Cómo se dan y por qué se dan las interacciones negativas con el oso andino?

N.R.A.: Los osos son animales que requieren grandes cantidades de espacio para vivir y requieren grandes cantidades de alimento a diario. Son animales que se encuentran en constante movimiento, tanto que les llamamos una especie de paisaje. Es decir, que no se mueven al nivel de un parche de bosque, un corregimiento, un municipio o un parque natural, sino que se mueven a nivel de paisaje a lo largo de muchos bosques y municipios. Estos animales, durante estos movimientos buscan sus recursos típicos normales para sobrevivir y muchas veces se van a terminar encontrando con nuestra presencia como humanos ya sea con nosotros en un avistamiento o con nuestras cosas, nuestros ganados, cultivos, nuestras casas y es ahí donde se dan las interacciones que no siempre son negativas. A veces, hay avistamientos que alegran a las personas, donde con respeto y prudencia observan al animal y el animal sigue su camino. Pero, a veces, pueden haber encuentros del oso con nosotros los humanos y nuestras estructuras de manera negativa, con nuestro ganado que puede que no esté cercado sino suelto y esté propenso a ser atacado, o podemos tener cultivos de maíz y estar en época de cosecha. El oso puede encontrarse con estos recursos y hacer uso de ellos, es ahí  donde decimos que se da una interacción negativa, donde el humano percibe al oso como un peligro para sus bienes, o incluso para sí mismo.

El oso andino es la única especie de oso que habita en Sudamérica. Crédito: Nicolás Reyes Amaya - Fundación Wii - NEXEN - CorpoGuavio.

¿Qué podrían hacer las comunidades como medidas preventivas para evitar las interacciones negativas con los osos?

N.R.A.: Definitivamente lo que podríamos hacer como humanos para evitar tener interacciones negativas no solo con los osos sino con otros animales con amplios requerimientos de espacio, de hábitat y de dieta que hay en nuestros bosques y páramos es tratar de manejar de mejor manera nuestros sistemas productivos agropecuarios ya sean de ganadería de carne, de leche o cultivos. Siempre la clave está en cómo manejamos nuestros sistemas productivos. Es clave que nos estemos preguntando cómo estamos manejando nuestro ganado, si estamos visitando con regularidad nuestros animales, si estamos pendientes de estos animales, si están cercados o libres, si estamos dejando fácil las cosas para que algún depredador pueda quitarnos algunos de nuestros animales cazándolos. Son buenas preguntas, y en la agricultura, cómo estamos manejando los suelos, cómo manejamos los cultivos, qué tanto vamos a visitar las chagras, cómo hacemos los procesos de recolección de cosecha. Estas preguntas nos pueden ayudar no solo a evitar interacciones negativas con los osos y otros animales sino a mejorar nuestros sistemas productivos para que sean más amigables con la naturaleza y que nos den incluso más ganancias.

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¿A quién pueden acudir las comunidades cuando se presentan estas interacciones negativas con oso?

N.R.A.: Las comunidades cuando presentan interacciones negativas con osos pueden dirigirse a la autoridad ambiental regional correspondiente. Es decir, las corporaciones autónomas regionales y pasar el reporte de estas interacciones para que estas autoridades puedan hacer atención del caso enviando personal autorizado que pueda verificar el tipo de interacción que se dio, verificar si en efecto se trata de una interacción negativa y tomar decisiones al respecto sobre qué hacer.

¿Cómo la presencia del oso beneficia a las comunidades locales?

N.R.A.: La presencia de osos andinos en bosques y páramos es un gran privilegio, ya que esa presencia indica que estamos hablando de ecosistemas sanos, de ecosistemas que están cumpliendo sus labores ecológicas de producción de servicios ecosistémicos, de los cuales nosotros dependemos como comunidades, como humanos. Adicionalmente, la presencia de osos en estos espacios naturales puede ser una oportunidad para poder desarrollar propuestas de turismo científico, turismo de comunidades. Se puede usar esta imagen del oso que siempre es muy carismática y siempre aglutina a instituciones y comunidades, en propuestas de productos locales que sean amigables con el ambiente y que puedan mejorar la situación socioecológica de nuestras comunidades en nuestras regiones, en esa medida el oso es una gran oportunidad para las comunidades en donde sea que estén. 

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¿De qué trata la agenda de oso andino que se maneja en el Instituto Humboldt?

N.R.A.: Desde el Instituto Humboldt tenemos una agenda oso andino que es una apuesta institucional para construir procesos de conservación a gran escala, aprovechando la figura integradora del oso como especie paisaje. El oso andino al ser un animal con unos grandes requerimientos de espacio y de hábitat y al ser un animal muy carismático  despierta en las instituciones, las comunidades locales y en tomadores de decisiones un gran interés. Es una especie integradora que nos permite, a través de esta agenda, articular todas nuestras capacidades como Instituto desde la capacidad de gestión, la capacidad científica y la capacidad de asesoramiento a los entes de toma de decisiones para poder construir procesos de conservación a gran escala. Todo lo que tenga que ver con conservar el oso andino es algo que nos hace pensar en cómo organizamos y utilizamos nuestro territorio de manera amigable y sostenible en el tiempo. Es por eso que pensar en la conservación del oso, es pensar en la conservación de los bosques, de los páramos y de nosotros mismos como humanos.

¿Qué mensaje les enviaría a las y los habitantes de páramo que conviven con los osos?, ¿las personas que habitan en ciudades también pueden tener algún grado de compromiso o responsabilidad con el cuidado del oso?

N.R.A.: La conservación del oso andino es un tema que no solo compete a las comunidades rurales que comparten su espacio y territorio con esta majestuosa especie. Pensar en la conservación del oso andino es algo que nos compete a todas y todos porque pensar en la conservación de esta especie es pensarnos nuestra organización del territorio, es pensarnos nuestro uso de los recursos naturales y pensar en su conservación nos obliga a pensarnos escenarios en los que seamos capaces de mejorar nuestros sistemas productivos y nuestra relación con la naturaleza para poder hacer un uso sostenible en el tiempo. Es por eso que pensar en la conservación del oso, es pensar en la conversación de todos los páramos y bosques y de nosotros mismos como humanos, estemos allí en el campo al lado del oso o estemos en las ciudades dependiendo de los servicios ecosistémicos que se generan en estos espacios naturales.

El proyecto GEF-Páramos para la vida es financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés) e implementado por la Agenda de Páramos y Alta Montaña del Instituto Humboldt, en alianza con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

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