- Se realizó el ranking de los complejos de páramos con mayor porcentaje de área quemada en las últimas dos décadas (2000-2022), luego del análisis de imágenes satelitales y el registro de anomalías térmicas.
- Además del ranking de porcentaje de área quemada, los investigadores realizaron una aproximación al régimen de incendios analizando otras variables como la frecuencia de los incendios, el promedio anual y la estacionalidad.
- Con esta información, el proyecto GEF Páramos para la vida avanza en la conformación voluntaria de brigadas contra incendios en los complejos de páramos donde el proyecto tiene incidencia. Las brigadas reciben capacitación, elementos de protección personal, herramientas forestales, de primeros auxilios y de emergencia.
Los páramos colombianos son importantes por su alta diversidad biológica y cultural, por su capacidad de capturar carbono y por su papel fundamental en el ciclo del agua. Por esta razón, las agendas de páramos y alta montaña y de fuego del Instituto Humboldt, a través del proyecto GEF Páramos para la vida, en convenio con la Universidad del Rosario, realizaron un ranking de los páramos con mayor área quemada en los últimos 22 años y, además, hicieron una aproximación al régimen de incendios en estos ecosistemas.
Los páramos son sensibles al fuego y en temporadas secas los incendios de cobertura vegetal que, suelen ser recurrentes, pueden superar la capacidad de estos ecosistemas de regenerarse. Además, los servicios ecosistémicos que brindan pueden verse afectados, en especial la provisión de agua. Es por eso que las acciones de prevención, gestión y monitoreo son fundamentales para la atención de estas contingencias.
Por esta razón, el Instituto Humboldt a través del proyecto GEF Páramos para la vida, y en convenio con la Universidad del Rosario, realizaron una aproximación al régimen de incendios de páramos del país que permite la priorización y enfoque de los esfuerzos de prevención y gestión de incendios en los páramos.
¿Cómo se hizo el ranking de complejos de páramo con mayor porcentaje de área quemada y cuáles son?
El equipo de investigadores, compuesto por el profesor Stijn Hantson y los estudiantes Nathalia Celis, Laura Obando y Julian Diaz Timote de la Universidad del Rosario, analizó múltiples imágenes satelitales Landsat (el programa de la misión satelital de observación de la Tierra más antiguo y en operación en el mundo) en los diferentes complejos de páramos del país desde 1985 al 2022, con una resolución de 30 metros.
A estas imágenes se les hicieron, en los casos que fuera necesario, una corrección de la nubosidad y con diferentes algoritmos se logró identificar cambios en las coberturas vegetales tras los incendios. Además, los investigadores para establecer la estacionalidad de los incendios analizaron los registros de anomalías térmicas de la NASA.
Luego de ese trabajo, el equipo investigador logró establecer el ranking de los complejos de páramo con mayor área quemada respecto a su área total en las últimas dos décadas (2000 - 2022). Así, dentro de los complejos con mayor porcentaje de área quemada de páramo se encuentran:
- En primer lugar: el Perijá con 33,8 por ciento de áreas quemadas.
- El segundo: Chiles - Cumbal con 21,4 por ciento de áreas quemadas.
- El tercer puesto lo ocupa: Tota-Bijagual-Mamapacha con 16,8 por ciento.
- El cuarto puesto: lo ocupan las áreas de páramos del Altiplano cundiboyacense con 16,3 por ciento de áreas quemadas.
- Y en el quinto puesto: se encuentra Cruz Verde -Sumapaz con 14,6 por ciento.
Cabe aclarar que este ranking se realizó para los 37 complejos de páramos con los que cuenta el país. Posteriormente, el análisis se enfocó en los 16 complejos de páramos en los que el proyecto GEF Páramos para la vida tiene implementaciones.
¿Cómo este ranking y el régimen de incendios pueden dar información útil para la prevención, gestión y monitoreo de estas contingencias?
Además del porcentaje de área quemada por complejo de páramos, los investigadores realizaron una aproximación al régimen de incendios en estos ecosistemas, analizando otras variables como: la frecuencia (número de veces que se han quemado esas áreas), los promedios anuales de incendios y la estacionalidad (en qué momentos del año suceden los incendios) a través del análisis de imágenes satelitales, lo que permitió identificar incendios individuales desde 2000 a 2022.
“Los resultados muestran cómo, a lo largo de este tiempo, la ocurrencia de incendios en este ecosistema ha tenido una tendencia a la baja, lo que puede indicar que los esfuerzos de supresión de los incendios han funcionado. Sin embargo, lo que intentamos a futuro es entender cuáles son las implicaciones o consecuencias de la reducción en la ocurrencia de incendios sobre el funcionamiento del ecosistema de páramo”, comentó Jonathan Julián Díaz Timoté, candidato a doctor en Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario.
Esta aproximación del régimen de incendios también permitió realizar un índice de priorización de gestión para 16 complejos de páramo en los que el proyecto GEF Páramos para la vida tiene implementaciones. Esto con el fin de enfocar los esfuerzos de prevención y gestión en estos lugares, sin que esto signifique que no deban realizarse en otros páramos.
En este segundo ranking, los primeros cinco complejos de páramo que requieren ser priorizados en acciones de prevención o gestión son: Tota-Bijagual-Mamapacha, Sierra Nevada del Cocuy, Cruz Verde-Sumapaz, Guerrero y Chiles Cumbal. Sin embargo, cabe aclarar que está información está disponible para los 16 complejos de páramos en los que el proyecto GEF Páramos para la vida tiene implementaciones.
“A pesar de que algunos páramos figuran en los últimos lugares en el índice de prioridad a partir de la aproximación del régimen de incendios, es importante enfatizar que todos requieren acciones de gestión continúa para prevenir la degradación de estos ecosistemas estratégicos. Por otro lado, esta información, es un insumo clave para la toma de decisiones en la conservación y manejo del fuego en los páramos colombianos, que puede servir para la promoción de estrategias basadas en información científica para su protección y restauración”, manifiesta José Muñoz, investigador del Centro de Soluciones Basadas en la Naturaleza del Instituto Humboldt.
Brigadas voluntarias comunitarias contra incendios en los páramos del país
El proyecto GEF Páramos para la vida avanza en la conformación voluntaria de brigadas contra incendios en 16 complejos de páramos en las seis regiones donde el proyecto tiene incidencia (Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Tolima, Nariño y Santander). Estas brigadas tienen un enfoque hacia la prevención, monitoreo y generación de alertas tempranas de incendios de la cobertura vegetal, articulándose con la Red Nacional de Brigadas Forestales de MinAmbiente.
Hasta el momento se han conformaron 10 brigadas con los resguardos indígenas de Cumbal, Túquerres y Muellamues, en Nariño; con los resguardos indígenas de Kokonuko, Paletará y Puracé, en Cauca; con las comunidades campesinas de Tota-Bijagual-Mamapacha, en Boyacá y en la jurisdicción de Santurbán-Berlín, en Santander. Se espera consolidar otras brigadas en los departamentos de Tolima, Cundinamarca y Boyacá.
Con los hallazgos realizados en este estudio también se realizó un plan de fortalecimiento de capacidades para que estas brigadas se capaciten en prevención, monitoreo de áreas quemadas, identificación de riesgos y amenazas en el territorio, primeros auxilios, atención de emergencias, entre otros. Además, las brigadas recibirán elementos de protección personal, herramientas forestales, de primeros auxilios y de emergencia.
“Las brigadas voluntarias comunitarias son grupos de hasta 14 personas. Lo ideal es vincular a comunidades y diferentes actores que hacen parte del Sistema de Gestión de Riesgos y Desastres de cada municipio. Estos grupos pueden participar de diversas maneras en las actividades que adelantan los Consejos Municipales de Gestión del Riesgo de Desastres y en las Estrategias Municipales para la Respuesta a Emergencias, en lo correspondiente al riesgo por incendios forestales, conforme a lo dispuesto en la Ley 1523 de 2012”, concluye el investigador Muñoz del Instituto Humboldt.
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