El Instituto Humboldt, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Departamento Administrativo de Protección Social (DPS) realizaron el Encuentro Nacional de Relaciones entre Biodiversidad, Seguridad Alimentaria y Dietas Sostenibles, un espacio de promoción del diálogo y la búsqueda conjunta de probables soluciones para la seguridad alimentaria y nutricional con inclusión de la biodiversidad.
En la agenda académica participaron representantes del Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), Instituto Humboldt, FAO Colombia, DPS e Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Entre los asistentes se destaca la participación de miembros de la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SIAN).
En la apertura del Encuentro, Mauricio Mira, viceministro (e) MADS, consideró la seguridad alimentaria como “un tema interdisciplinario que, ante el crecimiento exponencial de la población y en los índices de cambio climático, exige romper paradigmas a partir de las ventajas diferenciadas y competitivas que ofrece la megadiversidad colombiana.”
Durante el conversatorio, Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt, Rafael Zavala, representante de FAO Colombia, y Tatyana Orozco, directora del DPS, debatieron la relación de la biodiversidad, la pobreza, los sistemas agrarios, el acceso a las dietas sostenibles y su integración a nivel nacional y territorial, desde una visión política.
En su intervención, Brigitte Baptiste abogó por una gestión del conocimiento en lo relacionado con la producción de alimentos y su conexión con la biodiversidad y recursos que ofrecen los ecosistemas. Enfatizó en la falta de comunicación y transversalidad que impiden contemplar las dimensiones y complejidades del tema alimentario y de dietas sostenibles, situaciones que hacen necesario un trabajo conjunto entre los diversos sectores gubernamentales que en su opinión no articulan sus políticas públicas.
Asimismo, reiteró el rol de la biodiversidad en la producción y calidad de los productos alimenticios, característica que está ligada con la salud de suelo, del agua, con el adecuado manejo de bosques y sistemas ecosistémicos. Como ejemplo, se refirió a la oferta para consumo y exportación de cacao, aguacate, chontaduro y frutos igualmente polinizados por insectos nativos que requieren de boques, hábitat adecuados y salud atmosférica, que son incompatibles con modelos de manejo agrotóxicos: “hoy tenemos un nuevo horizonte de desarrollo rural integral que conecta elementos de la ecología, del suelo, del agua, prácticas y modos de vida; si detallamos estas relaciones encontraremos conexiones novedosas”.
Además, Baptiste mencionó la paradoja de un país como Colombia que con una considerable oferta de productos biológicos para el consumo, provenientes de especies animales y vegetales, registra casos hambre y malnutrición en varias regiones del territorio nacional. Resaltó la importancia de recuperar la oferta de bienes y servicios, asociados con nutrición, que hemos heredado de tradiciones pasadas, los cuales han cambiado por hábitos de alimentación foráneos y no propiamente saludables.
Sobre la agroindustria, Baptiste agregó que “Colombia necesita innovarla desde la pequeña producción hasta sus cadenas más complejas para no sembrar semillas de inequidad”; incluso, que en lo referente a estos temas, “los acuerdos de La Habana se han quedado cortos, son tímidos, tradicionales y conservadores. ¿Qué pasaría si planteamos una agricultura moderna con sostenibilidad, equidad y acceso a la tierra?”.
Desde el punto de vista de Tatyana Orozco es motivo de celebración que el tema de seguridad alimentaria sea un componente en los acuerdos de paz de La Habana, porque “favorecen y plantean la construcción de un sistema que abarca diferentes actores y verifica la disponibilidad de alimentos que tiene el país; esto exige un balance que evidencie el acceso a los alimentos desde el aprovechamiento, calidad y consumo para contribuir en temas de seguridad y nutrición, viéndolo como un tema integrado donde participen la sociedad, las entidades públicas y privadas y la comunidad internacional.”
Por otro lado, para la directora del DPS es indispensable acompañar a la población en su proceso de acceso y uso de la alimentación, también involucrar a los miembros de las familias para que se apropien del conocimiento ancestral y tradicional de la seguridad alimentaria al tiempo que lo transfieren entre ellos.
Finalmente, Orozco mencionó que el acceso a la alimentación de calidad es fundamental para el desarrollo de las poblaciones vulnerables en todos los contextos de la vida, que el rediseño de la Política de Seguridad Alimentaria requiere un mayor nivel de articulación y escalonamiento para una intervención completa, y que para estos temas es preciso la claridad en los objetivos que se buscan y el trabajo intersectorial.
Por su parte, Rafael Zabala coincide en sus reflexiones con algunos aspectos abordados por los directores del Humboldt y del DPS. Para él es indispensable establecer estrategias que promuevan dietas sostenibles y territoriales basadas en la biodiversidad de cada zona –con inclusión de una agricultura familiar– que además son alternativas para la vida digna, son ecológicas, reducen las huellas de carbono, generan empleos locales que disminuyen la desigualdad y aumentan la producción y la siembra.
Zabala también destacó que en términos de seguridad alimentaria y dietas sostenibles “ni todo está escrito ni se empieza de cero. Hay que innovar en el tema de desarrollo territorial, aplicarlo y adecuarlo a los diferentes entornos, generar sistemas agroalimentarios y promover más inclusión para disminuir la malnutrición”.
De igual manera, al referirse a la seguridad alimentaria y la paz, Zabala invitó a los asistentes a aprovechar la biodiversidad garantizando la sostenibilidad de las comunidades y de la naturaleza, así como la inversión que se espera que en el posconflicto sea favorable para una prosperidad social con biodiversidad.
En consecuencia con lo anterior, manifestó que “no hay paz sin seguridad alimentaria y viceversa. Con o sin acuerdo, el reto tiene que ser la generación de alimentos, la reducción de las brechas de inequidad y la generación de medios de vida dignos donde la agricultura hará mucho”.
Cabe destacar que este Encuentro hace parte de la Carta de Acuerdo firmada por la FAO y el Instituto Humboldt, la cual documenta las relaciones existentes entre biodiversidad y seguridad alimentaria, que además genera recomendaciones de política pública en este tema, soportada en un estudio de caso desarrollado en Montería (Córdoba).
A su vez, el Acuerdo interinstitucional se integra al proyecto “Seguridad Alimentaria y Nutricional para la Equidad y la Paz”, suscrito entre el DPS y la FAO Colombia para que tomadores de decisiones incluyan a la biodiversidad en materia de seguridad alimentaria, nutricional y de dietas sostenibles.