- De acuerdo con el primer estudio del cambio en la Huella Espacial Humana en Colombia, para el 2015, 65% del territorio nacional estaba bajo algún grado de impacto humano.
- El documento que consolida estos hallazgos está disponible para su consulta en la revista Ecologial Indicators.
Si te hablan de Huella Humana, ¿qué es lo primero que se viene a tu mente? Tal vez piensas en la palma de la mano, en los recuerdos que dejamos en otras personas o, incluso, en la marca que dejan los zapatos en la arena o en el pavimento fresco. Pues bien, cuando hablamos de huella humana nos referimos a la magnitud del impacto que nuestras actividades tienen sobre la biodiversidad y los ecosistemas naturales, afectando de manera directa los bienes y servicios que nos proporcionan. Gracias a este indicador es posible conocer el estado de los ecosistemas y, por tanto, hacer un diagnóstico de los territorios.
El Instituto Humboldt, a través del programa de Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad y el programa de Gestión Territorial, en asocio con investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana llevaron a cabo el primer estudio del cambio en la Huella Humana en Colombia, es decir, incorporó contextos históricos y ecológicos a través de mapas de cobertura de los ecosistemas en el país en un periodo de tiempo entre 1970 y 2015, con el fin de evaluar la variación espacio-temporal del impacto antrópico en el territorio nacional.
En esta nueva entrega de Parlotiando con el Humboldt hablamos con Camilo Correa-Ayram, ecólogo y coautor del estudio “Evaluación espacio temporal de la huella humana en Colombia: Cuatro décadas de impacto antrópico en ecosistemas altamente biodiversos” publicado en la revista científica Ecological Indicators.
A Camilo se le iluminan los ojos cuando habla de ecología del paisaje. Desde los inicios de sus estudios de pregrado, tuvo un claro interés por la geografía. “Me apasionan los mapas por la oportunidad que brindan de monitorear los cambios en los paisajes. Siempre me han interesado los sensores remotos, la fotointerpretación, en fin, las herramientas que permitan llegar a diagnósticos cada vez más precisos del estado de los ecosistemas y paisajes”, aseguró el investigador, doctor en Geografía del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) de la Universidad Nacional Autónoma de México-UNAM.
- ¿Cuándo surgió la necesidad de medir el impacto de las actividades humanas sobre el planeta?
En la mitad de la década de los noventa se introdujo por primera vez el concepto de “huella ecológica”. En ese momento la comunidad científica empezó a darse cuenta de los impactos acelerados de las actividades humanas y cómo medirlos. Sin embargo, este concepto no se podía expresar sobre el territorio, solo era una medida numérica. En este sentido, la necesidad de comprender la magnitud de la presión humana de manera espacialmente explícita dio el primer paso para abordarla a partir de mapas que nos permiten ubicar los impactos, evaluarlos y, más recientemente, monitorearlos. Mas adelante, comenzando la década de los dos mil, el profesor Eric Sanderson y colegas desarrollaron el primer mapa global de la huella humana. Estos esfuerzos cambiaron la forma en que la mayoría veían la influencia de las actividades humanas en el planeta. El auge de la información geográfica proveniente de sensores remotos permitió que estas mediciones fueran cada vez más precisas. En Colombia el concepto de huella humana se viene aplicando desde el 2011 y ahora en el Instituto Humboldt hemos retomado este enfoque, en parte, para abordarla desde una forma dinámica a través del tiempo.
- Hay quienes aseguran que los ecosistemas tienen una capacidad natural de regeneración, incluso después de grandes afectaciones. ¿Qué puede decir sobre ello?
La capacidad de regeneración de los ecosistemas depende de muchos factores. Entre ellos, la rapidez en la que el ecosistema se puede regenerar y el tiempo en el que ha sido sometido constantemente a las presiones humanas. Sin embargo, estas presiones han sido tan intensas que muchos ecosistemas, dudosamente, podrán regenerarse totalmente, sobre todo los boscosos. Pensemos en una herida que está sanando y en el periodo de cicatrización nos rascamos indiscriminadamente: se va a tardar aún más en sanar. Generalmente, los impactos humanos involucran un lapso de tiempo muy largo que van en contravía con el tiempo que toman los ecosistemas en regenerarse. En este sentido, los impactos repetitivos pueden generar cambios irreversibles. Precisamente, el tiempo de intervención antrópica sobre los ecosistemas es una variable que hemos incluido en este estudio, asumiendo que entre más años el ecosistema haya sido sometido a presiones humanas mayor contribución tiene a la huella humana.
- ¿Cómo se hace el cálculo del Índice de la Huella Humana?
En forma general, la huella se calcula, primero, identificando las principales actividades humanas en las que pueden estar sometidos los ecosistemas o paisajes. Estas actividades individuales deben ser espacialmente explícitas como la cobertura y uso de la tierra, las carreteras, los asentamientos, la densidad poblacional, entre otras. Posteriormente, se asigna un valor de impacto humano a cada presión según su intensidad y, finalmente, se sobreponen obteniendo un valor acumulado en valores de 0- 100, indicando en orden ascendente un menor a mayor impacto humano.
- De acuerdo con el reciente estudio de la huella humana en Colombia , entre 1970 y 2015, las regiones Andina y Caribe presentaron la mayor concentración de actividad humana. En el caso de la región Andina es de esperarse dado que es la región más poblada de nuestro país. Sin embargo, sorprende la región Caribe, ¿a qué se debe la concentración de actividad?
Se debe principalmente a la ganadería extensiva distribuida sobre las sabanas naturales, ganando espacio entre los humedales y ciénagas. También se debe a la industria y expansión urbana sobre todo en áreas cercanas a la Costa Atlántica. La región Andina fue la más impactada en 1970 con más del 11.5% de su área cubierta por valores de huella humana mayores a 60 (recordemos que se mide de 0 a 100, de manera tal, que 60 es un valor alto). Desde entonces, esos valores se incrementaron y al 2015 alcanzaron un 20% del área de la región. Por su parte, para 1970 el 14% de la región Caribe presentó valores de huella humana altos y se incrementó al 22.3% en 2015.
- El estudio asegura que si bien estas regiones cuentan con una intensa actividad antrópica, el impacto de la huella humana se ha mantenido estable en el tiempo, ¿esta es una conclusión favorable?
No es favorable. Lo que el estudio demuestra es que tiende a presentar “persistencias” de valores altos de huella humana, es decir, durante el periodo estudiado estas regiones presentaron alto impacto. Los valores tienen a estabilizarse en niveles altos, es decir, llegan a un punto de saturación que aunque no suben más, siempre son altos o medianamente altos. Esto, en términos de transformación, es supremamente negativo para los ecosistemas porque no les permite recuperarse.
- De otra parte, las regiones de la Amazonia y la Orinoquia han presentado una creciente variabilidad en su huella humana. ¿A qué se debe este comportamiento? ¿Estos ecosistemas están bajo algún riesgo de amenaza?
Hay varios ecosistemas de estas dos regiones que están en diferentes categorías de amenaza. Por ejemplo, los ecosistemas de Piedemonte, tanto el Andino-amazónico como el Andino-llanero, están sufriendo constantemente los impactos humanos, de hecho, son ecosistemas catalogados como en Estado Crítico (CR) según la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN. Sin embargo, las selvas húmedas de tierras bajas en la Amazonia, a pesar de que están catalogadas como en menor preocupación (LC), están siendo sometidas a un rápido aumento en la huella humana, especialmente, porque coinciden cada vez más con los focos críticos de deforestación.
Vamos a los datos. En 1970, las regiones de la Amazonia y la Orinoquia concentraron la mayoría de las áreas naturales con un 92% y un 73% respectivamente. Para entonces, eran las regiones naturales que más concentraban valores bajos de huella humana. Más conservadas. Sin embargo, esas áreas decrecieron: Amazonia pasó del 92% a un 84% en 2015 y la Orinoquia de un 73% a un 66%. Lo que nos permite concluir, que si bien han sido regiones con amplia cobertura natural, la huella humana ha aumentado.
- A nivel nacional, ¿cuál sería el resultado de este estudio?
Se observó que durante el periodo de tiempo evaluado las categorías de Huella Espacial Baja, los sectores más conservados, han disminuído. Mientras que las categorías medias y altas han aumentado su área de afectación por actividad humana. Para el año 1970, la mayor área natural (valores bajos de hulla humana) del territorio fue de 55.6% y la menor área cubierta con valores altos de huella humana fue de 7.7%. Para el año 2000, el área natural del país siguió reduciéndose a un 47% y el impacto de la huella aumentó a un 12,4%. Finalmente, para el año 2015 hay un incremento de áreas naturales a un 50% y un aumento de áreas de impacto alto de 13.4%. Hay un incremento, que si bien no es muy alto, sigue manteniendo una dinámica ascendente.
- ¿Qué se espera de este insumo en materia de incidencia en tomadores de decisión?
Este insumo es sumamente importante como una herramienta para la gestión territorial de la biodiversidad y esperamos que sea ampliamente utilizada en la planificación de la conservación, para las políticas públicas del uso del suelo y para formular escenarios futuros de sostenibilidad. Asimismo, su monitoreo espacio-temporal permite ubicar tendencias de cambio que nos pueden ayudar a saber para dónde deben ir las estrategias de conservación. Esta información también puede ser aprovechada por las instituciones públicas y privadas dentro de los componentes de monitoreo de impactos humanos desde una mirada amplia, por ejemplo, para identificar dónde hacer compensaciones ambientales o entender el impacto de las intervenciones de las empresas sobre el paisaje y en general, en la biodiversidad. Este estudio puede ayudar a que las instituciones privadas tengan insumos necesarios y bien sustentados para tomar decisiones costo-efectivas, en cuanto a sus inversiones para la conservación.
Por otro lado, este enfoque de huella humana es muy relevante para el seguimiento de metas globales de conservación como la Meta de Aichi 11, por ejemplo, al incluir la presión humana como una variable que afecta la conectividad de los ecosistemas. Además, es un indicador nacional relevante para las discusiones del nuevo marco global de biodiversidad post 2020, sobre todo, para las metas 1 y 2, y también como un indicador para el seguimiento de los Objetivo de Desarrollo Sostenible, especialmente el número 15 relacionado con la conservación de los ecosistemas terrestres. Uno de los principales retos es el modelamiento de escenarios prospectivos al año 2030 en los que el Instituto Humboldt se encuentra trabajando y tiene avances significativos. También estamos avanzando en mantener lo más actualizada posible esta información y tratando de incorporar variables de actividades humanas que no pudieron ser incluidas en el presente estudio, como el efecto de la minería, la extracción de petróleo, el efecto de los incendios, entre otros.
- Actualmente, el Instituto Humboldt emplea estas herramientas en varios proyectos, ¿cuáles destaca?
La huella humana ha sido un concepto clave en el desarrollo de las herramientas digitales del Instituto como BioTablero y Biomodelos. El índice espacial de huella humana - IHEH está siendo utilizando para conocer el nivel de intervención humana y presión que tienen los ecosistemas naturales en las diferentes jurisdicciones de las Corporaciones Autónomas Regionales, cuencas hidrográficas, ecosistemas estratégicos y áreas protegidas del territorio nacional. Al momento, en Biomodelos en el marco del proyecto del Atlas de la Biodiversidad, el índice está siendo empleado para identificar el grado de impacto humano sobre la distribución de las especies. Asimismo, ha sido relevante en las discusiones del nuevo marco global de biodiversidad post 2020 como un indicador nacional en la Evaluación Nacional IPBES. Para este este caso, el índice ha permitido hacer una proyección del estado de la biodiversidad para el año 2030 como parte del capítulo de Escenarios futuros de la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos en Colombia.
A continuación links de descarga
Estudio
Puede ser descargado libremente durante 50 días:
https://authors.elsevier.com/a/1bHOq,XRNLggSD
Los mapas de Huella Humana
http://geonetwork.humboldt.org.co/geonetwork/srv/spa/catalog.search#/metadata/e29b399c-24ee-4c16-b19c-be2eb1ce0aae