Según el Plan para el Estudio y la Conservación de las Orquídeas en Colombia, publicado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible en asocio con el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, el país registra el mayor número de especies de orquídeas en el mundo: cerca de 4270 especies, de las cuales 1572 son endémicas.
Dado su exotismo, belleza, variedad de colores, formas, aromas y tamaños, las orquídeas son populares y codiciadas dentro y fuera del territorio nacional por parte de cultivadores, compradores y coleccionistas.
En zonas geográficas como Cundinamarca, donde son cuantiosas las orquídeas nativas y su comercio es común y considerable, también es abundante el desconocimiento generalizado en torno a su biología, distribución y ecología.
Estas y otras razones motivaron el proyecto Investigación e innovación tecnológica y apropiación social de conocimiento científico de orquídeas nativas de Cundinamarca, iniciado en 2015 por el Instituto Humboldt en colaboración con la Pontificia Universidad Javeriana, el Jardín Botánico de Bogotá “José Celestino Mutis” y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), y financiado por el Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación, del Sistema General de Regalías, a través de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Gobernación de Cundinamarca.
El proyecto, que finalizó este 2018, desarrolló estrategias para incrementar el conocimiento sobre la riqueza, ecología, estado de conservación y uso actual de las especies de orquídeas nativas en Cundinamarca, y generó herramientas tecnológicas de cultivo con fines de aprovechamiento sostenible y preservación.
A su vez, esta iniciativa fue uno de los capitales más importantes para el departamento, pues contribuyo a un muy buen posicionamiento en el tema de biodiversidad, mediante una estrategia de apropiación del conocimiento dirigida a los diferentes actores asociados al aprovechamiento de las orquídeas, con énfasis en los productores de plantas.
Un solo camino, tres fases
A tres años de la implementación del proyecto, que fue dividido en tres fases, los resultados evidenciaron su impacto. En la fase inicial, el trabajo estuvo enfocado en varios aspectos: en primer lugar, se fortaleció la información disponible acerca de la riqueza de especies de orquídeas en el departamento, reportando 1003 especies nativas, representadas en 161 géneros, y consolidando una base de datos con más de 6000 registros.
Se determinó que de las 1003 especies nativas, 38 se encuentran bajo alguna categoría de amenaza, en su mayoría debido a las actividades extractivas del medio natural y a la pérdida de hábitat; y solo 77 especies cuentan con una evaluación de estado actual de conservación.
Además, fue presentado un análisis acerca del conocimiento de 87 especies endémicas de la zona, concluyendo que el 44 % de ellas tiene información escasa en cuanto a su distribución, lo cual demanda esfuerzos que verifiquen si aún permanecen en los sitios donde existen registros históricos.
En segundo lugar, se realizó una caracterización del aprovechamiento de orquídeas en los municipios de San Antonio del Tequendama, Fusagasugá y alrededores. El análisis posterior identificó como principal actor beneficiario a los productores, los cuales fueron diferenciados en dos grupos: aquellos dedicados al cultivo de este grupo de plantas como actividad principal, y quienes las cultivan junto a otras especies.
Se identificaron, también, otros actores dedicados a la conservación y del sector político-institucional; aquí se resaltó la importancia de fortalecer las relaciones entre estos y los productores. En adición fue expuesto un panorama general sobre la cadena de distribución de las orquídeas, desde su producción en la región hasta la venta a los compradores finales.
En tercer lugar, como un aporte a la articulación entre la información biológica y de carácter social y económico, se elaboró una lista de 91 especies de orquídeas cultivadas en 55 viveros de San Antonio del Tequendama, Fusagasugá y zonas aledañas, de las cuales 69 son nativas de Cundinamarca. Algunas de las más comunes fueron Cattleya, Miltoniopsis vexillaria y Phragmipedium.
Por otro lado, a partir de la información reunida durante las visitas a los viveros y de la revisión de literatura científica, se construyó la caracterización de las prácticas de aprovechamiento y manejo de las orquídeas registradas y, a su vez, los principales requerimientos ambientales para su adecuado cuidado.
Y en cuarto lugar, se entregó una recopilación sintetizada de más de 49 normas y 11 políticas, planes o estrategias que regularán el aprovechamiento sostenible de la flora ornamental del país, con énfasis especial en las orquídeas silvestres de Cundinamarca, esto con el fin de que quien quiera formalizar su actividad productiva, lo pueda consultar. A partir de esta información y del diálogo con diferentes actores se dispuso un análisis de los límites existentes para la implementación de los instrumentos normativos, también se hicieron algunas recomendaciones relacionadas con su difusión, aplicación y actualización.
En la segunda fase del proyecto, las estrategias se dirigieron a la generación de nuevo conocimiento sobre las poblaciones silvestres, aspectos genéticos y de propagación tradicional e in vitro de un grupo de especies de orquídeas priorizadas por su potencial de aprovechamiento sostenible. La metodología desarrollada para la priorización consideró aspectos sobre la distribución, ecología, uso y características morfológicas de las especies de orquídeas.
Una tercera fase del proyecto estuvo dirigida a realizar una estrategia para la apropiación del conocimiento generado, por parte de los diferentes actores en el departamento. Lo anterior se promovió a través de socializaciones, talleres, capacitaciones y dos publicaciones digitales que compilaron los resultados obtenidos, las cuales están disponibles ahora para descarga gratuita y consulta en la web del Instituto Humboldt: Orquídeas de Cundinamarca. Conservación y aprovechamiento sostenible; y Guía para la identificación y el cultivo de algunas especies de orquídeas nativas de Cundinamarca.
En conclusión, los resultados obtenidos a través del desarrollo de este proyecto hacen visibles a los diferentes actores e iniciativas que contribuyen a la conservación de las orquídeas del departamento y los insta a continuar con dicha labor. También se convierte en una invitación a los interesados en estudiar y aprovechar estas plantas, a alinearse con las acciones necesarias que aseguren su sostenibilidad.