Los patrones y tasas de consumo de las poblaciones urbanas son más altos que los de las poblaciones rurales, lo cual aumenta la demanda de recursos como el agua, los alimentos y la energía, y la producción de residuos, con impactos directos sobre ecosistemas cercanos y lejanos a las ciudades. Foto: John Jairo Bernal.
- • Al siglo XX se le ha denominado el siglo urbano. Y es que se calcula que para 2050 habrá cerca de 2,400 millones más de personas en las ciudades en el mundo, todo un reto para la gestión de aquello que se denomina naturaleza urbana
- • De acuerdo con la publicación ‘Reporte Bio 2019’, el desplazamiento interno, además de ser una una de las consecuencias principales del conflicto armado interno, ha sido identificado como una causa importante del crecimiento acelerado en los centros urbanos en municipios fuertemente afectados por la violencia, así como un impulsor de los cambios en la cobertura del suelo y la degradación de los ecosistemas en áreas cercana a las ciudades.
La expansión de los cascos urbanos representa todo un desafío para el medioambiente. De hecho, es uno de los principales temas del Convenio sobre la Diversidad Biológica, haciendo un llamado a la urgencia para garantizar un futuro en el que el crecimiento urbano sostenible se produzca con planificación, teniendo como eje central la naturaleza.Y es que en nuestro imaginario, casi siempre, la naturaleza y lo urbano se contraponen. Por eso, cuando nos hablan de ecosistemas lo primero en lo que pensamos es en grandes bosques, especies exóticas de animales o paisajes lejanos de la cotidianidad de las personas que habitamos las grandes y medianas ciudades del país, ¿verdad que sí?Sin embargo, y pese a que podemos sentir esa relación distante, lo cierto es que no lo es. ¿De dónde crees que viene el agua que sale por los grifos de nuestras casas o el aire fresco en las mañanas? ¿Qué decir del canto de las aves? Justo a esos beneficios vitales para nuestra vida, es a lo que se les conoce como servicios ecosistémicos urbanos. Incluso, aunque no habitemos en medio del bosque, no debemos olvidar que nuestra vida depende de la naturaleza.Ahora, ¿te has preguntado en qué estado se encuentra la biodiversidad que rodea nuestras grandes edificaciones o cuáles son las principales amenazas a esa vida natural tan cercana, pero invisible? Por ejemplo, ¿sabías que el desplazamiento forzoso es una de ellas? Para adentrarnos en este campo de la investigación, para muchos aún desconocido, en Parlotiando con el Humboldt hablamos con Diana Marcela Ruíz, bióloga y Magíster en Conservación y Uso de la Biodiversidad e investigadora del Programa de Gestión Territorial de la Biodiversidad.Diana ha enfocado su labor en tratar de comprender las complejas interdependencias entre el ser humano y la naturaleza; este es el motor que ha inspirado sus estudios, por lo que con entusiasmo expresa: “Soy muy feliz de investigar la ecología urbana y proponer soluciones para mejorar nuestra relación con la biodiversidad”.
- Al finalizar el siglo XX, más del 70% de la población nacional, equivalente a 30 millones de colombianos, residía en las áreas urbanas. Sin embargo, la mayor parte del territorio colombiano, es decir más del 90%, es rural. Teniendo esto en cuenta y en materia de biodiversidad, ¿qué caracteriza a las ciudades de Colombia?
Las ciudades colombianas son el reflejo de nuestra diversidad biológica y cultural y de las complejas dinámicas sociales que caracterizan al país. El establecimiento de un centro urbano en una región particular responde a necesidades específicas, en muchos casos, asociadas a la cercanía a cuerpos hídricos. Así, varias ciudades colombianas tienen una relación directa con ecosistemas acuáticos como ríos o humedales, y presentan retos y oportunidades particulares de acuerdo con su ubicación geográfica específica.
Por ejemplo, Barranquilla se encuentra en el delta del río Magdalena y tiene retos asociados a los conocidos arroyos, pero también oportunidades por la presencia de manglares y bosques de galería. Mocoa es una ciudad de piedemonte que debe adaptarse y gestionar su desarrollo considerando un riesgo alto de deslizamientos e inundaciones, pero en términos culturales es el centro de encuentro de una interesante variedad de comunidades indígenas provenientes de la región amazónica y andina, con sus cabildos ubicados dentro de la ciudad.
De esta manera, como país megadiverso, pluriétnico y multicultural, Colombia posee una gran variedad de sistemas urbanos que se relacionan de diferentes maneras con sus ecosistemas regionales.Al igual que otras ciudades latinoamericanas, las ciudades colombianas han crecido de forma acelerada y poco planificada, lo cual ha aumentado su vulnerabilidad a cambios globales como el cambio climático. Mucho de este crecimiento ha ocurrido en ciudades pequeñas o intermedias. Otra característica particular es la fuerte segregación socioespacial e inequidad frente al acceso a los bienes y servicios que ofrece la naturaleza urbana.
- El desconocimiento de esa ruralidad ha traído muchas consecuencias, entre ellas, un modelo de desarrollo inequitativo que obliga a la población a abandonar esa ruralidad y a desplazarse a las principales ciudades o, dependiendo el caso, a intermedias. ¿Qué efectos tiene esto en el estado de la biodiversidad?
Esto tiene efectos a diferentes escalas. Primero, los patrones y tasas de consumo de las poblaciones urbanas son más altos que los de las poblaciones rurales, lo cual aumenta la demanda de recursos como el agua, los alimentos y la energía, y la producción de residuos, con impactos directos sobre ecosistemas cercanos y lejanos a las ciudades. Segundo, la expansión de las áreas urbanas amenaza la conservación de suelos con vocación agrícola y áreas protegidas, con efectos negativos sobre la soberanía alimentaria, la conservación de la biodiversidad y la resiliencia. Esto, por un mayor conflicto entre el valor que se le da al desarrollo urbano frente a medios de vida rurales. Finalmente, una mayor población urbana implica, en muchos casos, una relación más alejada de las personas con su entorno natural inmediato, con efectos negativos sobre el cuidado que los ciudadanos hacen de los recursos naturales y la biodiversidad.
- De acuerdo con el más reciente Reporte Bio2019, el desplazamiento forzado como resultado del conflicto armado, ha acelerado el crecimiento poblacional de los centros urbanos en los municipios fuertemente afectados por la violencia. Este desplazamiento es un impulsor de los cambios en la cobertura del suelo y la degradación de los ecosistemas en áreas periféricas. Cuéntanos de qué se trata esta correlación…
Las ciudades son lugares en los que la población desplazada mejora su sensación de seguridad y encuentra una mayor presencia institucional. Sin embargo, debido a que muchos de los eventos de desplazamiento interno ocurren de forma masiva y rápida, las capacidades físicas y económicas de los gobiernos locales resultan insuficientes para atender las necesidades de la población migrante que, en muchos casos, termina asentándose en zonas de riesgo o áreas protegidas ubicadas en la periferia de la ciudad.La falta de presencia institucional y las condiciones socieconómicas en las que las familias desplazadas llegan a los centros urbanos aumenta su vulnerabilidad y genera consecuencias ambientales negativas asociadas a la expansión urbana no planificada y al aprovechamiento de recursos naturales provenientes de los ecosistemas cercanos a estos nuevos asentamientos. Las personas que han tenido que abandonar sus territorios repentinamente se ven obligadas a sustituir actividades agrícolas por la extracción legal o ilegal de combustibles fósiles, madera, productos forestales no maderables y minerales de ecosistemas periurbanos.
- ¿Qué municipios y qué periodos se analizaron?
Para el momento en la que se realizó el Reporte Bio2019 el análisis incluía como caso de estudio el departamento del Caquetá y el municipio de Florencia. Ahora estamos tratando de incorporar otros departamentos fuertemente afectados por el conflicto, como es el caso de Putumayo, Nariño y Córdoba. Esto permitirá tener conclusiones más certeras sobre el efecto del desplazamiento interno sobre la expansión urbana y los cambios en las coberturas del suelo a nivel nacional.Se establecieron dos periodos teniendo en cuenta eventos con efectos directos sobre el desplazamiento interno. El primero, entre el 2002 y el 2008, después del año considerado como el más violento en la historia del país y, el segundo, entre 2012 y 2018, definido por el inicio de los diálogos de paz y que incluye la firma del acuerdo de paz y el post acuerdo.
- Teniendo esto en cuenta, ¿cuáles son los principales cambios del uso del suelo que se evidenciaron?
Las coberturas que más se transformaron en ambos periodos fueron los ecosistemas de bosque y vegetación secundaria que se convirtieron principalmente en pastos, suelo descubierto de vegetación y suelo urbano. En el caso del periodo más violento, estos cambios fueron mayores y la cobertura asociada a construcciones dispersas, que puede asociarse al crecimiento de los asentamientos formales e informales de la periferia urbana, aumentó un 170%. De igual forma, durante el periodo en el que el desplazamiento forzado fue mayor, también lo fue la degradación de los bosques.
- Se suele decir que el conflicto mantuvo salvaguardados ciertos ecosistemas durante los últimos 50 años, en este caso, ¿podemos decir que en ciertos casos, el conflicto armado pone en riesgo nuestra biodiversidad?
Trabajos sobre este tema en otros países afectados por conflictos internos han demostrado que el desplazamiento forzado aumenta las presiones ambientales en los lugares de destino de las poblaciones migrantes y los reduce en sus lugares de origen.
El hecho de que las personas se vean obligadas a migrar de sus territorios y cambiar radicalmente sus medios de vida seguramente tiene efectos sobre el uso que estas poblaciones hacen de los recursos naturales y, por tanto, sobre la conservación de la biodiversidad. En el caso colombiano, las investigaciones sobre los impactos del conflicto armado en la biodiversidad aún son escasas y deben considerar las particularidades de cada territorio. Creería que después de más de 50 años de conflicto, en Colombia se presentan los dos casos y su análisis es un campo abierto y muy interesante en el que aún nos quedamos cortos.
- Debemos recordar que las ciudades no son islas y que pertenecen a áreas conocidas como regiones, ¿por qué consideras que es importante fortalecer la relación ciudad y con sus entornos más amplios?
El desarrollo socioeconómico de las ciudades depende directamente de los ecosistemas que se encuentran en áreas urbanas, peri-urbanas y rurales. Entender estas conexiones puede mejorar la planificación y gestión de las ciudades reduciendo sus presiones sobre la biodiversidad local, regional y global y mejorando su capacidad de adaptarse a los cambios.
También, mejorar la relación de las ciudades con su región hace más habitables los entornos urbanos a través del mejoramiento de la conectividad ecológica, la complejización de espacios verdes con especies adaptadas localmente, el reconocimiento de las características culturales de la población urbana, el acceso a alimentos locales de calidad, entre otros.
- Cuando hablamos de biodiversidad urbana, ¿a qué nos referimos?
La biodiversidad urbana es la diversidad de organismos, hábitats y ecosistemas que se encuentran dentro o cerca de las ciudades. Esto incluye ecosistemas silvestres que permanecen después de los procesos de urbanización, pero también espacios diseñados y manejados por el hombre, como parques, jardines, huertas, separadores, entre otros.
Desde el Instituto Humboldt hemos querido fortalecer la idea de que esta biodiversidad está asociada a las diversas formas en las que se expresa lo urbano y las interrelaciones entre el hombre y la naturaleza. Esto implica entender las ciudades como sistemas socioecológicos complejos, que resultan de dinámicas que tienen que ver, por ejemplo, con la ocupación del territorio, la composición particular de especies introducidas y nativas, la relación de los ciudadanos con la naturaleza, el clima, el origen cultural de los ciudadanos o el diseño urbano, entre otros.
- ¿Sabemos cómo se relacionan los colombianos con la naturaleza en las ciudades?
En los últimos años el interés de las personas por conocer la biodiversidad de sus ciudades se ha hecho evidente gracias iniciativas de ciencia participativas y de plataformas como Información iNaturalist o eBird y a eventos internacionales como los Retos Naturalistas o los BioBlitz.
El aumento en el número de registros de especies en estas plataformas, así como en el número de observadores, es la muestra de una mayor apropiación de los ciudadanos por la naturaleza urbana. De igual manera, todos hemos sido testigos de la defensa férrea que en algunos casos los ciudadanos hacen por ecosistemas urbanos como bosques o humedales y de la disposición de los gobiernos locales por aumentar y mejorar los espacios de participación ciudadana.
Desde un punto de vista académico, existen diferentes investigaciones sobre la percepción y el valor que le dan los ciudadanos a espacios verdes como los parques o las áreas protegidas urbanas, incluyendo la evaluación de variables como cercanía, tamaño, acceso, composición de especies vegetales, etc.
- Háblanos de los servicios servicios ecosistémicos urbanos…
Los servicios ecosistémicos urbanos son los beneficios que los seres humanos recibimos de la biodiversidad en contextos urbanos.
Al igual que en las zonas rurales, estos servicios se clasifican en servicios de provisión, regulación y culturales. Sin embargo, en las ciudades los servicios de provisión relacionados, por ejemplo, con el acceso a materias primas como productos maderables y no maderables tienen un valor menor para los ciudadanos en comparación con lo que ocurre en los entornos rurales, mientras que servicios culturales como la recreación, la contemplación de la naturaleza o la salud física y mental, son muy relevantes en las ciudades.
- ¿Consideras que se contraponen desarrollo urbano y naturaleza?
Tradicionalmente, el crecimiento urbano, relacionado con la construcción de estructuras como edificios o vías, ha sido asociado a un mayor desarrollo. En ese sentido, el valor social que se le da a la expansión urbana ha sido mayor frente a la conservación de ecosistemas rurales. Sin embargo, en los últimos años esta percepción ha ido cambiando, creo que principalmente porque se ha demostrado de diferentes maneras la importancia de la naturaleza en el mantenimiento de la salud física y mental de las poblaciones o como una oportunidad para mejorar su desarrollo socioeconómico. De esta manera, cada vez es más común que los barrios con mayor valoración, económica y social, sean aquellos con un mejor acceso a espacios verdes o con un arbolado de mayor calidad. Así mismo, se ha demostrado que las ciudades que presentan una mejor relación con sus ecosistemas urbanos y periurbanos son más atractivas para los turistas y los inversionistas. Esto ha reducido esa dicotomía entre lo construido y lo natural, aunque aún falta mucho por hacer, principalmente en las ciudades latinoamericanas.
- ¿Cuáles son los estudios y principales hallazgos que se han hecho desde el Instituto Humboldt en materia de biodiversidad urbana?
La línea de biodiversidad urbana del Instituto hace parte del programa de gestión territorial de la biodiversidad. Esto quiere decir que tiene como objetivo generar herramientas para incorporar la biodiversidad y sus beneficios en la planificación del territorio y la gestión del paisaje urbano.
Hemos apoyado a algunos municipios del país en la identificación de su Estructura Ecológica Principal, realizamos recomendaciones para la implementación de estrategias de Infraestructura verde urbana que se centren en la conservación de la biodiversidad y en el aporte de áreas con altos valores socioecológicos como las áreas protegidas urbanas en el bienestar de los ciudadanos.
Actualmente, las investigaciones de la línea se centran en el marco de las Soluciones basadas en la Naturaleza, teniendo como objetivo fomentar, implementar y monitorear estrategias que reduzcan los impactos de la urbanización, a partir del mejoramiento en la gestión de la naturaleza urbana, la participación ciudadana, el conocimiento y cuidado de la biodiversidad en las ciudades.
- ¿Cuál consideras es el futuro de la gestión de la biodiversidad urbana en Colombia?
En los últimos años se ha producido una gran cantidad de información respecto a los impactos del crecimiento acelerado y poco planificado de las ciudades. Creo que el reto ahora es que los ciudadanos y los diferentes tomadores de decisiones en estos entornos reconozcan el papel que tiene la diversidad biológica y cultural para generar entornos urbanos más saludables, sostenibles y resilientes.
Esto implica avanzar en el análisis y monitoreo de las relaciones entre la biodiversidad y el bienestar humano.Las ciudades colombianas deben entenderse en su contexto regional específico y valorar las oportunidades que los ecosistemas ofrecen para solucionar los diferentes retos que supone la urbanización, sobretodo porque en muchos casos los gobiernos locales no tienen las capacidades económicas y de gobernanza para implementar otras soluciones asociadas a la infraestructura gris, por lo que la naturaleza representa un capital fundamental, que ofrece además diferentes co-beneficios.También es urgente que se den discusiones sobre la expansión y el crecimiento urbano, y sobre las formas en las que los asentamientos humanos ocupan el territorio ¿queremos que nuestras ciudades sigan creciendo de la forma en la que lo están haciendo?, ¿qué significa que el país sea cada vez más urbano?, ¿Qué implicaciones tiene el establecimiento de áreas metropolitanas vs sistemas urbanos uninodales?