La rana paradójica (Pseudis paradoxa) debe su nombre a la disminución de tamaño que experimenta al volverse adulta. En la mayoría de especies de rana, el renacuajo es de menor tamaño que el adulto, pero en este caso ocurre al revés. Los renacuajos de esta rana pueden llegar hasta los 20 centímetros de longitud, mientras que la rana adulta mide en promedio 7 centímetros.
Colección de Anfibios, Instituto Humboldt. Crédito: Andrés Acosta
Durante el desarrollo del proyecto “Delimitación de páramos y humedales de Colombia”, ejecutado por el Instituto Humboldt, se registraron varios ejemplares adultos en humedales de la Orinoquia. Muchos de los habitantes de la zona no conocían este animal debido tal vez a su actividad nocturna y a su uso de ambientes acuáticos. En la actualidad, esta especie hace parte de los organismos biológicos indicadores en los procesos de delimitación de estos ambientes en las tierras bajas del norte y el oriente del país.
La rana paradójica, descrita hace más de 250 años, es conocida ampliamente por la ciencia pero muy poco por las comunidades locales. Se distingue por su singular biología pues es una de las 10 especies de anfibios conocidas en el país con hábitos netamente acuáticos. Vive en lagunas, lagos, pantanos y se alimenta de invertebrados acuáticos. Sus ojos orientados hacia arriba, le permiten evaluar los posibles depredadores que vienen en esa dirección como algunas aves y otros vertebrados. Adicionalmente, las membranas que tiene entre los dedos de los pies le otorgan una habilidad especial para nadar, habilidad que ágilmente utiliza para evadir las amenazas que le representan peces, babillas, tortugas, serpientes y otros vertebrados que habitan en los humedales. Tiene una piel engrosada con unos pliegues que le permiten tomar oxígeno del agua -además del que adquiere a través de sus pulmones- y también cumple funciones de almacenamiento de agua para soportar, enterrada bajo el fango, la estación seca que dura más de tres meses en los llanos, las planicies del Caribe y el Valle del Magdalena.
Esta rana hace parte de los más de 10000 especímenes que componen la colección de anfibios del Instituto Humboldt y que se encuentran custodiados en nuestra sede de Villa de Leyva.