- Este ecosistema, conocido como el bosque de los mil colores, ya perdió cerca del 90 por ciento de su territorio por la sobrecarga agropecuaria y la deforestación.
- Ocho empresas privadas, con el apoyo de varias entidades científicas y comunidades locales, han logrado restaurar más de 38.000 hectáreas en el Caribe y los valles interandinos del Magdalena y Cauca.
- La publicación “Elevando la acción colectiva empresarial para la gestión integral del bosque seco en Colombia”, revela las principales estrategias llevadas a cabo por estas empresas que buscan blindar a estos territorios de árboles adaptados a lidiar con la sequía.
Cuando el cielo abre sus puertas para dejar caer la lluvia, sus árboles se pintan de mil colores y retienen cada gota de agua para afrontar la fuerte y extensa sequía. Durante la inclemente época seca, todas sus hojas caen al suelo y sus ramas y troncos quedan totalmente desnudos, dejando ver sólo sus espinas de diversos tamaños y formas.
Se trata del bosque seco tropical, un ecosistema que en Colombia se imponía con fuerza en las regiones del Caribe, los valles geográficos de los ríos Magdalena y Cauca, el valle del Patía, Norte de Santander y Santander y la Orinoquia, en terrenos donde la precipitación no supera los 100 milímetros por mes durante al menos 3 meses al año.
El 90 por ciento del bosque seco tropical colombiano desapareció por las acciones del hombre. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).
Los carretos, guásimos, ceibas, guarumos, cañaguates, trupillos y cedros del bosque seco abundaban en más de nueve millones de hectáreas del país, un dominio que empezó a palidecer durante el siglo pasado debido a la llegada excesiva de las actividades agropecuarias, las urbanizaciones y la deforestación.
El 90 por ciento del bosque seco tropical colombiano desapareció por las acciones del hombre. En la actualidad, solo cerca de un millón de hectáreas de este ecosistema sobreviven en fragmentos aislados del Caribe, los valles interandinos y la Orinoquia.
La mayoría de estos relictos están en el Caribe (417.000 hectáreas), aunque tan solo 5,8 por ciento se consideran maduros y enfrentan serias amenazas por la ampliación de las zonas ganaderas y agrícolas y el desarrollo de la infraestructura vial.
Sin embargo, el Caribe es la única región donde se han declarado figuras de protección nacional para este ecosistema: los Parques Nacionales Naturales de Tayrona, Macuira y Old Providence McBean Lagoon, y los Santuarios de Fauna y Flora Los Colorados y Flamencos.
En la Orinoquia sobreviven más de 312.000 hectáreas de estos bosques alternohídricos, territorios altamente presionados por las actividades agropecuarias que tienden a aumentar la deforestación y la intensificación de la sequía.
En los valles interandinos de los ríos Magdalena, Cauca y Patía y la región de los santanderes, están distribuidas más de 291.000 hectáreas de bosque seco, con árboles maduros en menos del 7,7 por ciento del área. La ganadería y los desarrollos industriales como las hidroeléctricas, representan escenarios de alta preocupación.
En los relictos del bosque seco tropical de Colombia hay registros de más de 60 especies de mamíferos. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).
A pesar de su apoteósica pérdida, una hecatombe ambiental que lo convierte en el ecosistema más amenazado del país, el bosque seco colombiano alberga más de 2.600 especies de plantas, de las cuales cerca de 83 son endémicas para el país, además de 230 de aves y 60 de mamíferos.
“El bosque seco presta servicios fundamentales para las comunidades que lo habitan, como la regulación hídrica, retención de suelos y la captura de carbono. Además, suministra especies de leguminosas forrajeras, ornamentales y frutales importantes para el sustento y el bienestar de los pobladores aledaños a ellos”, afirma Hernando García Martínez, director del Instituto Humboldt.
escate empresarial
Mantener en pie el poco bosque seco que sobrevive en Colombia no es tarea exclusiva de las autoridades ambientales, el gobierno y las comunidades que lo habitan. El sector empresarial, debido a la presencia en el territorio y la conexión directa que tiene con el ecosistema, juega un papel determinante en su conservación, manejo y uso sostenible.
Ante esto, en 2017 los Ministerios de Ambiente y Agricultura, con el apoyo de la Iniciativa 20x20, convocaron a los delegados del sector público y privado de la Mesa Nacional Asesora de Restauración (MNAR) para elevar la participación del sector empresarial y así restaurar varias zonas del bosque seco tropical.
Con el apoyo del Instituto Humboldt, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), el World Resources Institute (WRI), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y The Nature Conservancy (TNC), se creó un espacio para dialogar sobre la importancia y contribución del sector empresarial en la gestión y restauración de este bosque, que reunió a cerca de 60 empresas, instituciones y organizaciones.
Este diálogo permitió compartir experiencias aplicadas y generar un espacio entre la ciencia y las políticas y planes empresariales, así como sinergias entre diferentes instituciones, gremios, empresas y organizaciones en torno a ejes como las experiencias y buenas prácticas del sector empresarial alrededor de la restauración en este ecosistema estratégico.
La unión de los sectores público y privado se materializó rápidamente en la publicación “Elevando la acción colectiva empresarial para la gestión integral del bosque seco en Colombia”, documento que busca conectar la gestión empresarial con las políticas, planes y programas ambientales del país, como es el caso del Programa Nacional para la Gestión Integral del Bosque Seco Tropical en Colombia (PNGIBST).
Con el apoyo de la plataforma “Biodiversidad y Desarrollo” de la ANDI, esta publicación revela las experiencias que ocho empresas privadas han desarrollado en varias zonas del Caribe y los valles interandinos de los ríos Cauca y Magdalena, donde han logrado restaurar más de 38.000 hectáreas del bosque seco tropical.
“Estas iniciativas son un claro ejemplo de las posibilidades que existen de aportar desde el sector empresarial para mejorar las condiciones ambientales y sociales de los territorios. El bosque seco tropical puede ser un ejemplo para seguir creando vínculos entre la conservación y el desarrollo, bajo un trabajo coordinado entre la ciencia, la política y la acción social”, expresó el director del Instituto Humboldt.
Ecoreserva en terrenos petroleros
Una zona de 128 hectáreas ubicada en la zona rural de Neiva, capital del departamento del Huila, fue altamente afectada por la ganadería extensiva, sobrepastoreo y algunos cultivos de subsistencia, actividades que hicieron palidecer su bosque seco.
Desde 1994, Hocol y luego Ecopetrol aunaron esfuerzos para reverdecer la zona, que hace parte del campo petrolero San Francisco, para así convertirla en la ecoreserva La Tribuna, una de las estrategias de sostenibilidad ambiental más importantes en áreas de producción petrolera.
“Nuestro objetivo es proteger el lugar para que el bosque, a través de la regeneración natural, se recupere de la intervención humana. En La Tribuna se encuentran ubicados siete pozos petroleros, cuatro de los cuales están inactivos, uno en estado de abandono y dos activos”, dijo Ecopetrol.
Dentro de la reserva zigzaguean la quebrada El Nemey la cascada Chispiadal, ecosistemas que cuentan con afloramientos naturales de crudo que no afectan la biodiversidad de las fuentes hídricas.
“En estos afloramientos podemos observar peces o cangrejos que no se ven afectados. Este es entonces un ejemplo de la compatibilidad entre la conservación y el desarrollo en un mismo territorio”, menciona la petrolera.
A la fecha, en esta ecoreserva Ecopetrol ha logrado conservar 128 hectáreas de bosque seco tropical a través de un proceso de restauración pasiva. “Hemos identificado 408 especies de fauna y 300 de flora y consolidamos un sendero ecológico de aproximadamente tres kilómetros que cuenta con la siembra de 10.000 plántulas anuales de especies nativas de este bosque”.
Las comunidades de los cinco municipios del área de influencia operativa de Ecopetrol en el norte del Huila (Aipe, Yaguará, Palermo, Villa Vieja y Neiva), se han visto beneficiadas con esta ecoreserva.
“El componente más importante asociado al trabajo social de La Tribuna corresponde al desarrollo de actividades orientadas a la educación ambiental e investigación. Es importante resaltar que la ecoreserva sirve como un espacio de relacionamiento con actores locales y sirve para demostrar que la industria petrolera y la conservación de la biodiversidad sí pueden ir de la mano”, puntualizó Ecopetrol.
La Tribuna hace parte de un convenio suscrito con el Instituto Humboldt, que busca la consolidación de una red de ecoreservas en el país por medio de la formulación del Plan de Manejo Ambiental (PMA).
WÜIN'MANNA un corredor guajiro para el jaguar
En los municipios guajiros de Albania, Barrancas, Hatonuevo, Maicao y Riohacha, Cerrejón consolidó el corredor biológico Wuin-manna, más de 25.000 hectáreas que buscan conectar los bosques secos de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá.
En la zona de influencia, la empresa ha sembrado más de dos millones de árboles de especies nativas y amenazadas del bosque seco, como el guayacán de bola, puy, carreto, ébano, corazón fino y ollita de mono.
“Este corredor boscoso ha permitido el regreso de especies amenazadas como el jaguar, del cual no había registro alguno en la región desde 1976. Adicionalmente, establecimos el primer laboratorio de bosque seco con una mega parcela permanente de 10 hectáreas, un lugar para estudiar las dinámicas y manejo de este ecosistema”, dijo Cerrejón.
Además del jaguar, especie sombrilla y sinónimo del buen estado de los ecosistemas, otros animales que han retornado a la zona son los venados cauqueros, osos mieleros, tigrillos, morrocoyes y gavilanes.
A la fecha, la empresa ha identificado ocho jaguares merodeando por las zonas boscosas de este corredor biológico, entre los que se encuentran cachorros nacidos en las áreas. “A este hallazgo se suma el registro de 15 pumas y 30 ocelotes, además de más de 600 especies entre mamíferos, reptiles, anfibios, insectos, peces y aves”.
Cerrejón desarrolló 92 parcelas de monitoreo en áreas de rehabilitación y reverdeció 4.300 hectáreas con la siembra de millones de árboles de 60 especies nativas. 2.700 hectáreas fueron destinadas a la compensación en coberturas asociadas al bosque seco.
“Hicimos una contribución a la declaratoria de más de 60.000 hectáreas protegidas en la región, las cuales incluyen el Parque Natural de Bahía Portete que se encuentra junto a nuestro puerto carbonífero”, complementó la empresa.
Cuatro asociaciones comunitarias participaron en la restauración de ecosistemas amenazados y firmaron acuerdos de conservación para cuidar el bosque. “Con el programa de investigación y aplicación en sistemas de producción rural tipo agrosilvopastoriles sostenibles, le transferimos tecnología a más de 150 personas de seis comunidades locales”.
Esta estrategia también fortaleció los viveros comunitarios para la producción de 150.000 plántulas anuales de especies amenazadas y nativas del bosque seco, “así como las capacidades de grupos comunitarios en torno a la provisión de bienes y actividades de restauración”.
La restauración del bosque seco en El Quimbo
Desde 2014, Enel-Emgesa y la Fundación Natura adelantan el proceso de restauración ecológica del bosque seco tropical más grande en Colombia: 11.079 hectáreas distribuidas en los municipios huilenses de Agrado, Garzón, Gigante, Paicol y Tesalia.
Esta iniciativa hace parte de las medidas de compensación ambiental que tiene Enel-Emgesa por la construcción de la Central Hidroeléctrica El Quimbo. “En la primera fase se desarrolló un plan piloto de restauración sobre un área de 140 hectáreas, para así determinar las mejores estrategias y especies para la restauración de los bosques”, indicó la empresa.
Dicho piloto arrojó como resultados la propagación, siembra y mantenimiento de 214.828 plantas de 62 especies nativas; la construcción de un centro de investigación de bosque seco a través de 15 trabajos de grado con cuatro universidades; y la declaración de la reserva natural de la sociedad civil Cerro Matambo.
En segunda fase del proyecto, que irá hasta 2021, se espera adelantar una restauración activa sobre 500 hectáreas de bosque por medio de la siembra de 478.000 plantas de al menos 40 especies diferentes.
Según Enel-Emgesa, este proyecto de restauración se convierte en un laboratorio vivo para el país, “un ejemplo de restauración integral como una medida de compensación ambiental de una megaobra de infraestructura, el cual también pretende ser un epicentro para la investigación del bosque seco en Latinoamérica”.
La tercera fase (2021-2038) tiene como meta llegar a las 11.079 hectáreas de bosque seco del área de compensación de la Central Hidroeléctrica El Quimbo, “buscando así la sostenibilidad de este proceso a largo plazo mediante la declaración y manejo como un área protegida”.
Más de 2.500 personas de la comunidad han participado en este proyecto. “Hemos contratado personas de las veredas vecinas y los municipios del área de influencia directa, quienes se han capacitado, entrenado y certificado en temas como restauración ecológica, recolección de semillas, propagación y viverismo y avistamiento de aves”.
Renacer del bosque en Montes de María
En los municipios de San Juan Nepomuceno (Bolívar) y Sincelejo (Sucre), que hacen parte de la cuenca Canal del Dique - Montes de María, la empresa Promigas dio marcha a “Conexión Bosque Seco”, una estrategia de conservación como resultado de compensaciones ambientales efectivas.
“Esta estrategia busca generar una verdadera protección de la biodiversidad en este ecosistema a través de la creación de reservas naturales de la sociedad civil, acuerdos de conservación, pagos por servicios ambientales y saneamiento en áreas protegidas”, dijo Promigas.
El proyecto tuvo como epicentro predios y áreas cercanas a la Serranía de Coraza, Montes de María y los Santuarios de Flora y Fauna Los Colorados y El Corchal; esto con el fin de generar corredores ecológicos con áreas actuales que se encuentran en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Con el apoyo de diversas entidades nacionales e internacionales, el proyecto logró la financiación y proceso de declaratoria de cinco áreas protegidas privadas que suman 108,8 hectáreas de bosque seco tropical, además del diseño de cinco planes de manejo de las áreas protegidas que corresponden a 464,1 hectáreas.
“Con la comunidad desarrollamos 24 proyectos silvopastoriles, 12 agroforestales, seis apícolas, 15 avícolas, ocho de ecoturismo, 33 de soluciones de agua a las 41 familias y 76 propietarios de las reservas. Dos predios fueron registrados en una reserva de la fundación Proyecto Tití, que suman 93 hectáreas”.
“Conexión Bosque Seco” promovió la firma de 45 acuerdos de conservación y 22 proyectos de pagos por servicios ambientales con las comunidades, los cuales abarcan 262,9 hectáreas en áreas de bosque seco del corredor Cerro Maco - Santuario Los Colorados.
“Logramos el saneamiento predial dentro de Los Colorados en aproximadamente cuatro predios que suman 300,9 hectáreas: dos por parte de Promigas y dos por la Sociedad Portuaria El Cayao S.A. E.S.P.”, afirmó la Progas.
El tejido social realizado por el Santuario Los Colorados, la Fundación Herencia Ambiental Caribe y Fundación Proyecto Tití, fueron la base para articular y contribuir a los corredores de conservación socioambientales en San Juan Nepomuceno.
“Llevamos a cabo una estrategia de capacitación y formación en temas ambientales y en el montaje de sistemas productivos sostenibles con la comunidad. Este trabajo ha tenido como uno de sus objetivos el fortalecimiento de la gobernanza ambiental”.
Hidroeléctrica reverdece Antioquia
En los municipios antioqueños de Buriticá y Liborina, la Sociedad Hidroeléctrica Pescadero Ituango, que hace parte de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), trabaja en un plan de compensación basado en la compra de predios, procesos de regeneración natural, restauración con especies nativas del bosque seco y conservación de coberturas boscosas.
“Identificamos las áreas núcleo que representan zonas del bosque con mejores características, así como los parches con mayor importancia para generar procesos de conexión y terrenos para las actividades de restauración. Esta es una estrategia de largo plazo que busca propiciar ambientes con mejores condiciones para el establecimiento de los árboles”, señaló la sociedad.
Desde 2018, la estrategia de restauración ecológica en el área de influencia del proyecto hidroeléctrico Ituango se ha concentrado en más de 700 hectáreas de bosque seco, donde fueron sembrados 47.273 árboles mediante acciones de restauración.
“A la fecha se ha alcanzado una tasa de sobrevivencia del 76 por ciento en las áreas restauradas del bosque seco. Cada dos años se realizan monitoreos de flora, a partir del establecimiento de parcelas permanentes, y de fauna en las diferentes coberturas identificadas”.
Esta iniciativa por el bosque seco ha contado con la participación de las comunidades locales, quienes actualmente son sus guardianes. “Actualmente están vinculadas 11 Juntas de Acción comunal y aproximadamente 120 personas”, manifestó la sociedad.
Minería responsable en Córdoba
Los bosques secos de los municipios de Montelíbano, San José de Uré, Puerto Libertador y Planeta Rica, en el departamento de Córdoba, tienen como aliado estratégico a la empresa minera Cerro Matoso - South32.
Por medio del desarrollo de los planes de compensación de los proyectos mineros en los cerros Queresas, Porvenir y Cerro Matoso, la estrategia “Mosaicos de conservación Matoso y Porvenir” busca conservar más de 1.325 hectáreas de bosque seco y húmedo tropical.
“Las compensaciones de los proyectos se enmarcan dentro del acuerdo Biodiversidad y Desarrollo por El Caribe de la ANDI. Esta propuesta busca generar una conectividad ecológica entre los mosaicos de conservación Porvenir y Matoso, el Parque Nacional Natural Paramillo y el Distrito Regional de Manejo Integrado Complejo Cenagoso del Bajo Sinú”, dijo la empresa.
Cerro Matoso - South32 también tiene la meta de recuperar funciones ecosistémicas en 84,8 hectáreas de zonas transformadas a través de sistemas agroforestales y plantaciones protectoras; sembrar más de 134.700 árboles de 90 especies distintas; y consolidar áreas para animales como el tití cabeciblanco, mono nocturno y lora real.
La estrategia logró realizar el cambio de uso del suelo en 355 hectáreas, las cuales ahora cuentan con árboles nativos y brindan servicios ecosistémicos importantes para la región. También conformó dos áreas protegidas y un corredor ecológico amplio que le brinda refugio y alimentación a varias especies de fauna silvestre.
“Constituimos una reserva natural de la sociedad civil y firmamos cinco acuerdos de conservación con las comunidades para garantizar la conservación de mínimo 1.325 hectáreas. La población es la encargada de realizar las actividades de monitoreo comunitario en el área”.
Además de brindar empleo a la comunidad local, esta estrategia busca capacitar y acompañar el desarrollo de proyectos comunitarios como viveros, bancos de compostaje y bancos de semillas.
Una autopista que respeta al bosque seco
La Autopista Conexión vial Pacífico 2, a cargo de Concesión La Pintada, es un proyecto de infraestructura que abarca zonas de los municipios antioqueños de La Pintada, Valparaíso, Támesis, Jericó, Fredonia, Tarso y Venecia.
Para su construcción, la concesión está comprometida a realizar compensaciones ambientales como reposiciones por aprovechamiento forestal, levantamientos de veda regional, restauración y rehabilitación de áreas para las epífitas, programas de educación y capacitación ambiental, restauración y recuperación de los corredores biológicos y pasos de fauna asociados a la vía.
“El principal objetivo de las compensaciones está enfocado en recuperar la conectividad ecosistémica del bosque seco presente en el área de influencia. Para esto, se han priorizado las principales cuencas hidrográficas que tributan en el Cauca, como los ríos Cartama, Piedras y Mulatos y las quebradas La Guamo y Marvalle”, informó La Pintada.
Los estudios indican que núcleos más representativos para la fauna, por lo cual la concesión trabaja en el establecimiento de corredores entre los parches de bosque ya existentes mediante la siembra y reintroducción de las especies nativas de flora y pasos de fauna.
La Pintada ha sembrado 13.997 árboles de especies del bosque seco en 29,3 hectáreas de los municipios de Jericó, Támesis y La Pintada. “También vamos a crear y establecer un centro de ciencias y un vivero para la producción e investigación del bosque seco en Antioquia”.
Los propietarios de predios, núcleos productivos y empresas presentes en la zona han participado en jornadas de socialización del proyecto. “Esto ha permitido que estén cada vez más involucrados e interesados en cuidar la fauna, flora y recurso hídrico, en especial al bosque seco tropical”, enfatizó la concesión.
Familias costeñas como guardianes
La empresa ISA Intercolombia tiene a su cargo la construcción de la “Línea de transmisión a 500 Kv - circuito sencillo Bolívar, Copey, Ocaña-Primavera y obras asociadas”, obra que para su desarrollo debe cumplir con acciones de compensación forestal derivadas de la licencia ambiental otorgada.
Una de ellas es la rehabilitación ecológica de áreas intervenidas en el Santuario de Flora y Fauna Los Colorados, ubicado en el municipio bolivarense de San Juan Nepomuceno, en los Montes de María.
“Este proyecto de compensación se vincula a un proceso coordinado entre las instituciones y la comunidad del barrio Cerritos II, al interior del Santuario Los Colorados, con el fin de rehabilitar las zonas de bosque seco y mejorar la calidad de vida de familias que viven en situación de alta vulnerabilidad”, dijo ISA.
En cada uno de los parches de bosque seco identificados, la empresa desarrollará una estrategia de rehabilitación para fortalecer el área borde. El primer paso será la relocalización de las familias y demolición de viviendas en la zona, donde se espera restaurar el bosque seco en más de 57 hectáreas.
“Firmaremos acuerdos de conservación y relocalización con las familias del barrio Cerritos II, quienes vienen ocupando el Santuario de Flora y Fauna Los Colorados”, informó la empresa.
Así blinda Colombia al bosque seco
Aunque la agonía del bosque seco tropical en Colombia es más que evidente, durante los últimos años se han consolidado varios salvavidas que buscan evitar que sus pocos relictos desaparezcan.
La gran sombrilla de los mecanismos que buscan blindar al bosque seco es el Plan Nacional de Restauración (PNR), que tiene como meta nacional la restauración de al menos de un millón de hectáreas al 2035.
Entre 2015 y 2017, el Ministerio de Ambiente y las CAR, con apoyo de centros de investigación, universidades y organizaciones, se enfocaron en la generación del mapa de priorización nacional de áreas susceptibles a restaurar, el desarrollo de protocolos y guías por ecosistema y la consolidación de la Mesa Nacional de Restauración.
El plan identificó la importancia de priorizar zonas de bosque seco localizadas en los valles de los ríos Magdalena y Cauca, la región Caribe y algunos relictos en áreas andinas.
En la segunda etapa, entre 2018 y 2022, el plan busca concretar acciones con el sector privado, gremios, comunidad y estado para desarrollar proyectos piloto de restauración con los sectores productivos, alianzas estratégicas con los sectores agropecuario y minero-energético, monitoreos y promover nichos de mercado.
El actual Plan Nacional de Desarrollo tiene como meta la restauración ecológica de 301.900 hectáreas a través de la plantación de 180 millones de árboles, la cual se realizará mediante la Estrategia Nacional de Restauración (ENR) entre los sectores público y privado.
En 2019 fue creado el Programa Nacional para la Gestión Integral del Bosque seco de Colombia, un insumo realizado en marco del proyecto GEF-PNUD con el apoyo del Instituto Humboldt y más de 250 actores de los sectores académico, público, privado y las comunidades locales.
Esta hoja de ruta para los próximos 10 años establece metas y acciones en cuatro líneas estratégicas, como la priorización de por los menos 200.000 hectáreas para acciones de restauración del bosque seco a escala regional.
Dicho programa contempla realizar cinco planes piloto que incluyan un enfoque participativo y productivo; el incremento del 10 por ciento (70.000 hectáreas) de la cobertura actual del bosque seco; y la creación de la red de viveros de especies nativas de este ecosistema.