Teniendo en cuenta esta definición y sabiendo que el límite superior entre el bosque alto andinos y el páramo es difuso. El Instituto Humboldt, para realizar su labor en este proceso, busca establecer la Franja de Transición Bosque Páramo (FTBP) que es el punto de encuentro entre los dos ecosistemas. Para ello, investiga una serie amplia de variables en diferentes zonas de los territorios como lo son la temperatura, la precipitación, la forma del terreno y por supuesto la vegetación característica tanto del páramo, los arbustales y el bosque alto andino. Un trabajo que desde el Instituto Humboldt se realiza de forma articulada y de manera multidisciplinar.
¿Cómo ubicar los ecosistemas de páramo para que sirvan de insumo en la toma de decisiones?
“Acá (en Chita) he visto unos bosques alto andinos muy conservados, sin evidencia antrópica, es sorprendente. Personalmente como biólogo es uno de los mejores bosques alto andinos en estado de conservación que he conocido en Colombia”, manifestó Jhon Alexander Sánchez, botánico quién hizo parte del equipo de trabajo del Herbario Federico Medem Bogotá de las Colecciones Biológicas del Instituto Humboldt.
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Ese bosque que dejó maravillado al investigador Sánchez está en lo profundo de la montaña a un costado del camino que conduce de Chita en Boyacá a Sácama en Casanare, entre el kilómetro 97 y 98. Una vía que atraviesa el páramo y que por momentos parece desolada. Sin dudas, una postal de la Colombia rural. Los únicos que acompañan el trayecto son los frailejones, las plantas del bosque alto andino y en cierto punto la famosa tienda de Los Venados que, para los conocedores de la ruta, es el lugar donde se recarga energía y el cuerpo se calienta con un tinto o una aguapanela.
En el recorrido a pie por entre la alta montaña el experto botánico fue identificando la vegetación característica del páramo, los arbustales y el bosque alto andino en uno de los sitios determinados para este trabajo. Allí el investigador determinó las formas de crecimiento de las plantas, realizó algunas recolectas de las mismas e hizo una serie de observaciones y tomas fotográficas. Su labor permite identificar zonas donde se encuentran las plantas de páramo y las de bosque. Los resultados de su investigación son insumo para obtener la FTBP.
“El trabajo de la colección de plantas aporta al entendimiento de la ubicación de la franja transicional en la medida que da a conocer elementos propios del páramo y del bosque alto andino. Este trabajo nos va a permitir comprender cómo las plantas propias de cada zona se mezclan, algo que llamamos ecotonia. Cuando reconozco a partir de la colección e identificación botánica un elemento propio de la zona de vida de páramo, uno de la zona de vida del bosque y luego veo elementos que se mezclan, es ahí cuando puedo definir que es la transición entre ambas zonas”, agregó el botánico Sánchez, mientras tomaba los datos de ubicación, coordenadas y las características de las plantas recolectadas: su coloración, aroma, texturas, entre otros datos. Todo esto ahí mismo, en la montaña.
En el páramo el clima es muy variable. Por momentos el cielo despejado y el sol radiante permiten ver todo el paisaje del territorio chitano, sin embargo, es común que a los pocos minutos irrumpa la espesa niebla y todo quede blanco, solo se ve la sombra de Sánchez y su equipo trabajando a unos pocos metros. Luego de la toma de datos, las plantas recolectadas son guardadas de forma metódica en papel periódico y bañadas en alcohol para preservarlas mientras son enviadas al herbario del Instituto Humboldt, en donde serán secadas en un horno durante 40 horas. Allí quedarán disponibles para consulta con toda su información asociada. Sin dudas, un proceso que contribuye a la generación de conocimiento sobre los páramos.
“Para mí es importante la labor que realizamos, entre otras razones, porque estamos aportando al catálogo de plantas de Colombia, que es una tarea titánica. Para mí visitar estas localidades y tener estos registros en herbarios que van a durar 100, 200 años, que van a quedar en la historia y van a poder ser revisados por otras personas y permitirán comprender cómo se distribuyen muchas especies es fundamental”, concluyó Sánchez.
Pero el desafío de ubicar el ecosistema de páramo no termina con el trabajo que realizan los botánicos en campo y en el herbario. Está el reto de construir los mapas incluyendo una gran diversidad de información para la toma de decisiones.
Cristian Cruz-Rodríguez, es investigador del Instituto Humboldt y trabaja en el Programa de Evaluación y Monitoreo, su trabajo también aporta a la definición de la FTBP y a la generación de los mapas de páramo. Por medio de imágenes satelitales de alta precisión identifica los puntos en los que se encuentra el bosque alto andino y el páramo en el complejo de páramos de Pisba. Esa información, Cruz-Rodríguez la complementa con la obtenida por el botánico Sánchez y, además, la cruza con información ambiental como la temperatura, la precipitación, la forma del terreno e incluso con fuentes secundarias como lo son los artículos científicos de otros investigadores.
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“La metodología que nosotros usamos para identificar esa franja de transición se basa en entender que la vegetación tanto del páramo como del bosque alto andino tienen unas características que permiten su crecimiento y formación. Por ejemplo, los frailejones soportan ciertos niveles de humedad, de radiación y cambios abruptos de temperatura que no soportaría la vegetación del bosque alto andino”, explicó Cruz-Rodríguez, quien además agregó que para él, este trabajo es importante porque: “este ejercicio de identificar y aportar a lo que es la franja de transición para mí es valioso porque me lleva a entender cómo la generación de información puede servir en la toma de decisiones”.
Como resultado de este trabajo el Instituto Humboldt entregará un mapa en el que se indica donde está ubicado el páramo, un insumo que sirve para que el Ministerio de Ambiente delimite este ecosistema como dice la Ley. Sin embargo, es importante aclarar que las transiciones y las altitudes no son homogéneas ni dentro del mismo complejo de páramos ni entre los diferentes complejos. Todas según sus particularidades varían.
Los páramos de Chita, una oportunidad de encuentro y de diálogo
A 15 minutos del casco urbano de Chita, queda la vereda Chipa Centro. En ese lugar, en la Institución Educativa Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, el pasado 15 de julio se realizó un encuentro entre las comunidades de Chita y el Instituto Humboldt para hablar sobre cómo se realizaban los mapas de páramo.
Al encuentro llegaron más de 50 personas de las diferentes veredas del municipio, al principio un poco distantes y con varias prevenciones sobre el mapa. “Nosotros cuidamos el páramo porque el páramo nos da el agua, nos da para todas las actividades. Nuestra familia y ancestros han vivido acá y conocemos bien el páramo. Somos un pueblo pequeño que cuida el páramo y no lo daña ni con maquinaria ni con actividades mineras”, sentenció uno de los asistentes al encuentro mientras otro de los presentes levantaba una carpeta con documentos que certificaban la propiedad de su predio mientras decía que los chitanos llevan más de 200 años en el territorio.
Con esas prevenciones comenzó un espacio muy importante: el del diálogo y la escucha. Durante esa jornada las comunidades conocieron sobre los alcances del Instituto Humboldt en el proceso de delimitación y cómo la entidad realiza su trabajo. Pero tal vez, lo más importante, se les informó sobre cómo el resultado de la labor del Instituto Humboldt es un insumo para la toma de decisiones concertadas entre las diferentes instituciones que intervienen en el proceso de delimitación y las comunidades.
“Es necesario agregar que Pisba es el único complejo de páramo que no ha sido delimitado y que no contaba con un levantamiento de vegetación en campo para la identificación de la FTBP ni con un área de referencia a escala 1:25.000 como los demás complejos, lo que nos permitió levantar información en territorio como complemento a la identificada en el marco del proceso de delimitación”, dijo José Manual Ochoa, coordinador del programa de Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad.
Para Angie Fernanda Viracachá, personera del municipio de Chita estos espacios son propicios porque: “se escucha directamente al campesinado. Es mejor que las instituciones en el marco de sus funciones y competencias que le hayan sido conferidas puedan dar respuesta directa a los campesinos sobre su labor. Esos escenarios de participación son los que por excelencia deben primar en todos los territorios. Es importante que el campesinado conozca sobre cuáles son las funciones, en este caso, las del Instituto Humboldt en este proceso y su incidencia”.
La jornada que se llevó a cabo en la vereda Chipa Centro giró en torno a las preguntas, los comentarios y las inquietudes de las comunidades. El Instituto Humboldt dio respuesta a estas dudas y dio a conocer su quehacer en el marco de delimitación, así como sus métodos de trabajo.