De otro lado, los ecosistemas que rodean a Cuchilla del San Juan están entre las ecoregiones de los Andes tropicales y el Chocó biogeográfico, ambas consideradas como hotspot de biodiversidad a nivel mundial; es decir, áreas que son hogar de una gran diversidad de especies endémicas y que presentan altos niveles de pérdida de hábitat, de ahí que sea urgente protegerlas.
Gracias a la ampliación del área protegida de Cuchilla del San Juan, estas especies se fortalecen como Valores Objeto de Conservación (VOC) los cuales son indicadores en el tiempo del manejo efectivo que se realice en el área protegida y de esta manera establecer un plan de manejo que permita mantener y aumentar el número de individuos existentes y evitar su decrecimiento.
¿Qué sigue?
La ubicación privilegiada de Cuchilla del San Juan hace que el área esté expuesta a presiones directas y factores que contribuyen a desencadenar o agudizar el efecto en las mismas, como son: interacciones negativas especialmente humano-felino y águilas (cacería de retaliación), actividades agropecuarias sin planificación, sistemas de monocultivo y retorno al territorio con la intención de recuperar los predios abandonados por más de 20 años, debido al conflicto armado en los 90 y 2000, lo que genera ampliación de la frontera agropecuaria, ; todo un reto para regular el uso de los recursos naturales por parte de los campesinos y desarrollar estrategias de vigilancia y control por parte de la autoridad ambiental permitiendo minimizar los efectos negativos hacia el área protegida.
Con la declaratoria de ampliación del área protegida se realizará la actualización del plan de manejo general, se espera que eso incluya actividades de fortalecimiento de la gobernanza, sistemas productivos sostenibles para mejorar medios de vida, la implementación de una ruta de negocios verdes, turismos sostenible, restauración ecológica, monitoreo de la biodiversidad todos estos identificando oportunidades de beneficio local que aporten a la conservación del DRMI, desde el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes locales.
Instituto Humboldt aporta su experiencia
Esta declaratoria se da gracias a la alianza interinstitucional que desde el 2020 han trabajado mancomunadamente. El Instituto Humboldt, junto con WCS, han sido piezas determinantes al ofrecer la asesoría técnica a la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, Carder, autoridad ambiental, líder del proceso de ampliación, NCI y WCS fueron los financiadores; mientras que la Federación Comunitaria para el ordenamiento y manejo de las áreas protegidas de Risaralda, Fecomar fue el implementador y coordinador en el territorio. Sin olvidar que en todo el proceso de ampliación se contó con la participación activa de la comunidad de los municipios Pueblo Rico y Mistrató.
“El diálogo social es clave para poder consolidar un proyecto de área protegida. Aliarse con organizaciones sociales y ambientales locales es estratégico para construir capacidades alrededor de la conservación y así darle sostenibilidad en el tiempo. Las comunidades campesinas que habitan esta área también se verán beneficiadas a través del apoyo a proyectos de fomento del turismo ecológico sostenible y el fortalecimiento de sus capacidades”; explica Luis Santiago Castillo, investigador del Centro de soluciones basadas en la naturaleza del Instituto Humboldt.
Al respecto, la comunidad ha manifestado el valor del aprendizaje alcanzado a través de este proyecto de ampliación. “Éramos ciegos ante la riqueza que tenemos porque la vemos a diario, pero no sabíamos de su potencial, que no es solo para nuestro entorno, sino a nivel global. Es un corredor que nos cubre desde el sur de Antioquia hasta Tatamá. Tenemos una despensa rica en fauna y flora”, concluye Luis Elías Grajales, coordinador del acueducto de la Vereda Mampay en Mistrató.
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