- El Instituto Humboldt y Cormacarena realizarán dos expediciones por la cuenca del río Tillavá, hábitat de estos emblemáticos mamíferos.
- El propósito de esta alianza es realizar un estudio sobre las poblaciones de estas especies y sus interrelaciones con otros organismos y ecosistemas acuáticos como los humedales.
- Entre el 14 y 23 de abril, más de 20 investigadores del Humboldt y personas de la comunidad estarán en la zona para empezar a identificar la presencia y estado de conservación de la biodiversidad acuática.
- Este trabajo, que durará aproximadamente nueve meses, contará con el apoyo de la Fundación Omacha, experta en el estudio de delfines y nutrias en Colombia.
Con cerca de 520 especies registradas, de las cuales 58 son endémicas, Colombia está catalogado como el sexto país en el mundo con mayor representación de mamíferos, animales que habitan en diversos ecosistemas como las densas selvas húmedas, bosques andinos y secos, sabanas, humedales e incluso mares.
Sin embargo, este tesoro biodiverso palidece a pasos agigantados debido a las actividades impulsadas por el hombre, como la deforestación, cacería indiscriminada, pérdida y transformación de los hábitats naturales para la agricultura y ganadería y minería ilegal, acciones que detonan el cambio climático.
Según el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB), más de 42 especies de mamíferos ya corren un alto riesgo de desaparecer en el territorio nacional: seis están en peligro crítico, ocho en peligro y 24 son vulnerables a la extinción. Sumando a esto, 103 especies están listadas en los apéndices Cites por el grado de amenaza generado por el comercio.
El delfín rosado (Inia geoffrensis) y la nutria gigante (Pteronura brasiliensis), dos de los animales más carismáticos y emblemáticos que habitan en varios de los ecosistemas acuáticos más representativos del país, hacen parte de los listados de mamíferos amenazados por causa de la mano del hombre.
Los pescadores figuran entre los principales verdugos del delfín rosado en Colombia, un mamífero que alcanza a medir hasta 2,8 metros de largo y pesar más de 220 kilos. Según la Fundación Omacha, estos animales son atrapados en los ríos por medio de mallas de monofilamento, cacería o envenenamiento, “debido a que los pescadores lo conciben como una fuerte competencia para el recurso pesquero”.
Por su parte, las nutrias gigantes, con tamaños entre los 1,5 y 2 metros de longitud, han recibido golpes contundentes por parte de los cazadores, una hecatombe que tuvo su auge a mediados del siglo pasado para comercializar sus pieles en el mercado internacional.
“Estas nutrias fueron cazadas intensamente entre 1940 y 1970, por lo cual la cacería figura como la causa más importante de la gran disminución de la especie. Además, en sitios como el río Mirití Paraná (Amazonas) y la parte media del río Meta (Orinoco), los pescadores las consideran una seria competencia por el consumo de peces, y en Vichada se presenta el mercado ilegal de venta de crías como mascotas”, informó Omacha.
Estudiar para conservar
El departamento del Meta, un hervidero de biodiversidad que alberga ecosistemas amazónicos, andinos y de la Orinoquia, representa uno de los principales hogares para las nutrias gigantes y delfines rosados.
Ante esto, el Instituto Humboldt y la Corporación para el Desarrollo Sostenible de la Macarena (Cormacarena) decidieron unir esfuerzos para estudiar las poblaciones de estos mamíferos en la cuenca del río Tillavá.
A través de un convenio, que durará aproximadamente nueve meses de este año, las entidades aunarán esfuerzos técnicos, científicos y financieros para dar marcha a un estudio de estas especies, además de sus interrelaciones con los otros recursos hidrobiológicos y humedales de la zona.
“La nutria, también llamada perro de agua, y las toninas o delfines rosados, fueron priorizadas por Cormacarena por tratarse de especies sombrillas, emblemáticas y fundamentales para la conservación en el departamento del Meta”, dijo Carlos A. Lasso, investigador del programa de ciencias de la biodiversidad del Instituto Humboldt y coordinador científico del convenio.
La evaluación de las poblaciones de delfines rosados y nutrias en el río Tillavá será realizada por medio de varias salidas de campo y expediciones de biodiversidad, un trabajo que contará con el apoyo de la Fundación Omacha, experta en el estudio de estas dos especies.
“Esto nos permitirá recolectar datos como la presencia o ausencia de estos mamíferos, densidad poblacional y cantidad de madrigueras o letrinas (en el caso de las nutrias). Realizaremos dos grandes expediciones en distintas épocas climáticas este año por el río Tillavá: ascenso o subida de aguas y aguas altas”, aseguró Lasso.
Además de establecer el estado poblacional de estas dos especies, los expertos determinarán cómo es la interacción con los ecosistemas y los recursos hidrobiológicos asociados. “Por ejemplo, las nutrias y delfines tienen una interacción trófica con los peces, razón por la cual estudiaremos esas relaciones”, precisó el investigador del Humboldt.
Primera expedición
Entre el 14 y 23 de abril, el Instituto Humboldt y Cormacarena realizarán la primera salida de campo a las zonas aledañas del río Tillavá en Puerto Gaitán, 10 días en los que esperan recolectar los primeros datos para el estudio de estos mamíferos.
“En esta expedición participaremos 12 investigadores de las entidades del convenio y la Fundación Omacha, además de cerca de 10 personas de las comunidades quienes son grandes conocedores de la biodiversidad en la zona”, manifestó Lasso.
Las nutrias y delfines no serán las únicas especies que serán estudiadas. Expertos del programa ciencias de la biodiversidad y de las colecciones biológicas de mamíferos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos del Instituto Humboldt y Fundación Omacha, irán mucho más allá.
“Otros animales que habitan en la zona, como crustáceos, moluscos, macroinvertebrados acuáticos, tortugas y cocodrilos, serán analizados detalladamente”.
Al final del convenio, el Instituto Humboldt le hará entrega a Cormacarena un estudio que contará con el listado de la biodiversidad acuática y su relación con el delfín rosado y la nutria en la cuenca del río Tillavá, además del uso de hábitat, poblacional y de amenazas de estas dos especies.
“El objetivo es elaborar un documento detallado con el estado del conocimiento sobre el delfín rosado y la nutria en la cuenca, un trabajo que contará con los aportes de las personas locales de la zona”.
Insignia de la Amazonia y Orinoquia
El delfín rosado (Inia geoffrensis) es una de las especies más emblemáticas de las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco, únicos sitios donde habita en Colombia. Ríos como Amazonas, Caquetá, Apaporis, Mirití Paraná, Cahuinarí, Putumayo, Meta, Guayabero, Vichada, Tomo, Guaviare, Orinoco, Bita y Arauca, además de varios lagos, son algunos de sus refugios.
Los indígenas de ambas regiones lo han bautizado con diversos nombres: los puinave lo llaman muña, los huitoto jíamana, los sikuani panabü y los tikuna omacha. Por su parte, las comunidades de colonos lo reconocen como bufeo (Amazonas) o tonina (Orinoco).
“Es el delfín de río más grande. Tiene un cuerpo robusto y flexible y un hocico largo y estrecho con más o menos 106 dientes, y se caracteriza por contar con una coloración gris oscura en las crías y gris con rosado en los adultos”, informó la Fundación Omacha.
Una de las peculiaridades de esta especie es que cuando realizan actividad física, su coloración rosada se incrementa para así regular la temperatura. De acuerdo con Omacha, comienza a fluir más sangre a los vasos sanguíneos periféricos aumentando el tono rosado.
“Esta especie se encuentra asociada con frecuencia a sistemas donde confluyen varios ríos, ya que estas áreas tienen concentraciones de peces. A diferencia de la mayoría de los delfines de mar, en el Inia geoffrensis las vértebras cervicales están libres, lo que les permite rotar la cabeza de un lado a otro”, aseguró la Fundación.
Según Omacha, actualmente se reconocen tres especies de delfines rosados: Inia boliviensis en Bolivia; Inia araguaiaensis en el río Araguaia en Brasil e Inia geoffrensis con dos subespecies: I. geoffrensis geoffrensis en la Amazonia e I. geoffrensis humboldtiana en la Orinoquia.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) tiene listado al delfín rosado como una especie amenazada En Peligro de extinción por factores como los conflictos con los pescadores y la minería ilegal en los ríos amazónicos.
Una carnívora gigante
Los ríos que zigzaguean por los departamentos de la Amazonia y Orinoquia colombiana le brindan refugio a uno de los carnívoros más grandes de Sudamérica, un mamífero que se ubica en el tope de la cadena alimenticia junto a predadores como el jaguar y el caimán.
Se trata de la nutria gigante (Pteronura brasiliensis), también conocida como perro de agua, lobón y lobo colón. Según informa la Fundación Omacha, de sus casi dos metros de largo, cerca de 65 centímetros corresponden a la cola, la cual es aplanada hacia la punta.
“Pueden pesar entre 25 y 32 kilos. Su pelaje es de color café oscuro y tiene manchas amarillentas en el cuello, con un patrón único por cada individuo. Los dedos de las manos y pies están unidos por una membrana”.
Es un mamífero de ojos bastante grandes y hocico redondeado ha sido reportado en varias zonas de la Orinoquia y Amazonia colombianas, como los ríos Tomo, Tuparro, Bita, Orinoco, Meta, Arauca, Caquetá, Cahuinarí, Apaporis, Inírida y Guaviare.
La cacería indiscriminada del siglo pasado mermó bastante sus poblaciones. Hoy en día está amenazada por los pescadores, traficantes de fauna y algunas comunidades indígenas. “En la selva Mataven, al sur del Vichada, y en el bajo río Inírida en Guainía, enfrenta una amenaza directa por los indígenas de la zona, ya que afirman que las nutrias gigantes son un enemigo por comer demasiado pescado y ensucian las aguas de los ríos y caños con sus heces”, indica Omacha.
Por eso, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza tiene listada a Pteronura brasiliensis como una especie En Peligro de extinción.