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Entre ruanas y frailejones: el desafío de ubicar el ecosistema de páramo
Entre ruanas y frailejones: el desafío de ubicar el ecosistema de páramo
autor
Comunicaciones Instituto Humboldt
publicación
10.6.22

Descubra cómo el trabajo del Instituto Humboldt sirve de insumo para la toma de decisiones de las comunidades y las instituciones en el proceso de delimitación del complejo de páramos

Chita, en Boyacá, es un pueblo incrustado en una montaña. En su interior reúne todas las tonalidades de blanco, gris y marrón que se pueden apreciar en el color de las ruanas que cotidianamente sus habitantes usan para combatir el frío. Desde las afueras del casco urbano se puede ver otra multiplicidad de matices: los del color verde. Los tonos claros y pasteles del páramo y también los oscuros del bosque alto andino. Un paisaje tranquilo y sereno, como los chitanos.

Este municipio de alta montaña se encuentra en las estribaciones de la cordillera Oriental donde tiene límite con algunas poblaciones del departamento del Casanare como Sácama, La Salina y Támara. Es un pueblo que tiene su base económica en la agricultura, la ganadería y el comercio y hace parte de los municipios que se encuentran dentro del complejo de páramos de Pisba, ese que debe ser delimitado garantizando la participación de las comunidades.

También puede leer: Nueva especie de frailejón en Colombia, 92 especies y contando…Los páramos son considerados ecosistemas estratégicos por la regulación hídrica que prestan, por su alta diversidad biológica, por su capacidad de captura de carbono y por su riqueza cultural. Desde hace cientos de años, ruanas y frailejones conviven en el territorio, por lo menos así sucede en Chita, en donde sus pobladores tienen una relación tradicional con el ecosistema, de allí vienen muchas de sus costumbres y usos de los recursos naturales.Seguramente, esa relación está presente en otros territorios del país. Y es que según el libro Claves para la gestión local del páramo de Marcela Galvis del 2021,400 de los 1.123 municipios de Colombia tienen jurisdicción en los páramos y, de estos, 10 tienen más del 70 por ciento de su área en ese ecosistema.

Al ser estratégicos, la Ley 1930 de 2018 dispone de diferentes directrices que buscan la integralidad, preservación, restauración, uso sostenible y generación de conocimiento de los páramos desde un enfoque participativo. De hecho, el artículo cuatro establece que: “el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible hará la delimitación de los páramos con base al área de referencia generada por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt a escala 1:25.000 o la que esté disponible y los estudios técnicos, económicos, sociales y ambientales elaborados por la autoridad regional de conformidad con los términos de referencia expedidos por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible”

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Bajo este mandato, el Instituto Humboldt tiene que identificar el área dónde se encuentra el ecosistema de páramo para que esto sirva de insumo en el proceso de delimitación. ¿Pero realmente cómo se identifica el ecosistema de páramo?

De acuerdo con el artículo tres de la misma Ley el páramo es un “ecosistema de alta montaña, ubicado entre el límite superior del Bosque Andino y, si se da el caso, el límite inferior de los glaciares, en el cual dominan asociaciones vegetales tales como pajonales, frailejones, matorrales, prados y chuscales; además puede haber formaciones de bosques bajos y arbustos y presentar humedales como los ríos, quebradas, arroyos, turberas, pantanos, lagos y lagunas, entre otros”.

Entre ruanas y frailejones: el desafío de ubicar el ecosistema de páramo
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Teniendo en cuenta esta definición y sabiendo que el límite superior entre el bosque alto andinos y el páramo es difuso. El Instituto Humboldt, para realizar su labor en este proceso, busca establecer la Franja de Transición Bosque Páramo (FTBP) que es el punto de encuentro entre los dos ecosistemas. Para ello, investiga una serie amplia de variables en diferentes zonas de los territorios como lo son la temperatura, la precipitación, la forma del terreno y por supuesto la vegetación característica tanto del páramo, los arbustales y el bosque alto andino. Un trabajo que desde el Instituto Humboldt se realiza de forma articulada y de manera multidisciplinar.

¿Cómo ubicar los ecosistemas de páramo para que sirvan de insumo en la toma de decisiones?

“Acá (en Chita) he visto unos bosques alto andinos muy conservados, sin evidencia antrópica, es sorprendente. Personalmente como biólogo es uno de los mejores bosques alto andinos en estado de conservación que he conocido en Colombia”, manifestó Jhon Alexander Sánchez, botánico quién hizo parte del equipo de trabajo del Herbario Federico Medem Bogotá de las Colecciones Biológicas del Instituto Humboldt.

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Ese bosque que dejó maravillado al investigador Sánchez está en lo profundo de la montaña a un costado del camino que conduce de Chita en Boyacá a Sácama en Casanare, entre el kilómetro 97 y 98. Una vía que atraviesa el páramo y que por momentos parece desolada. Sin dudas, una postal de la Colombia rural. Los únicos que acompañan el trayecto son los frailejones, las plantas del bosque alto andino y en cierto punto la famosa tienda de Los Venados que, para los conocedores de la ruta, es el lugar donde se recarga energía y el cuerpo se calienta con un tinto o una aguapanela.

En el recorrido a pie por entre la alta montaña el experto botánico fue identificando la vegetación característica del páramo, los arbustales y el bosque alto andino en uno de los sitios determinados para este trabajo. Allí el investigador determinó las formas de crecimiento de las plantas, realizó algunas recolectas de las mismas e hizo una serie de observaciones y tomas fotográficas. Su labor permite identificar zonas donde se encuentran las plantas de páramo y las de bosque. Los resultados de su investigación son insumo para obtener la FTBP.


“El trabajo de la colección de plantas aporta al entendimiento de la ubicación de la franja transicional en la medida que da a conocer elementos propios del páramo y del bosque alto andino. Este trabajo nos va a permitir comprender cómo las plantas propias de cada zona se mezclan, algo que llamamos ecotonia. Cuando reconozco a partir de la colección e identificación botánica un elemento propio de la zona de vida de páramo, uno de la zona de vida del bosque y luego veo elementos que se mezclan, es ahí cuando puedo definir que es la transición entre ambas zonas”, agregó el botánico Sánchez, mientras tomaba los datos de ubicación, coordenadas y las características de las plantas recolectadas: su coloración, aroma, texturas, entre otros datos. Todo esto ahí mismo, en la montaña.


En el páramo el clima es muy variable. Por momentos el cielo despejado y el sol radiante permiten ver todo el paisaje del territorio chitano, sin embargo, es común que a los pocos minutos irrumpa la espesa niebla y todo quede blanco, solo se ve la sombra de Sánchez y su equipo trabajando a unos pocos metros. Luego de la toma de datos, las plantas recolectadas son guardadas de forma metódica en papel periódico y bañadas en alcohol para preservarlas mientras son enviadas al herbario del Instituto Humboldt, en donde serán secadas en un horno durante 40 horas. Allí quedarán disponibles para consulta con toda su información asociada. Sin dudas, un proceso que contribuye a la generación de conocimiento sobre los páramos.

“Para mí es importante la labor que realizamos, entre otras razones, porque estamos aportando al catálogo de plantas de Colombia, que es una tarea titánica. Para mí visitar estas localidades y tener estos registros en herbarios que van a durar 100, 200 años, que van a quedar en la historia y van a poder ser revisados por otras personas y permitirán comprender cómo se distribuyen muchas especies es fundamental”, concluyó Sánchez.



Pero el desafío de ubicar el ecosistema de páramo no termina con el trabajo que realizan los botánicos en campo y en el herbario. Está el reto de construir los mapas incluyendo una gran diversidad de información para la toma de decisiones.

Cristian Cruz-Rodríguez, es investigador del Instituto Humboldt y trabaja en el Programa de Evaluación y Monitoreo, su trabajo también aporta a la definición de la FTBP y a la generación de los mapas de páramo. Por medio de imágenes satelitales de alta precisión identifica los puntos en los que se encuentra el bosque alto andino y el páramo en el complejo de páramos de Pisba. Esa información, Cruz-Rodríguez la complementa con la obtenida por el botánico Sánchez y, además, la cruza con información ambiental como la temperatura, la precipitación, la forma del terreno e incluso con fuentes secundarias como lo son los artículos científicos de otros investigadores.

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“La metodología que nosotros usamos para identificar esa franja de transición se basa en entender que la vegetación tanto del páramo como del bosque alto andino tienen unas características que permiten su crecimiento y formación. Por ejemplo, los frailejones soportan ciertos niveles de humedad, de radiación y cambios abruptos de temperatura que no soportaría la vegetación del bosque alto andino”, explicó Cruz-Rodríguez, quien además agregó que para él, este trabajo es importante porque: “este ejercicio de identificar y aportar a lo que es la franja de transición para mí es valioso porque me lleva a entender cómo la generación de información puede servir en la toma de decisiones”.

Como resultado de este trabajo el Instituto Humboldt entregará un mapa en el que se indica donde está ubicado el páramo, un insumo que sirve para que el Ministerio de Ambiente delimite este ecosistema como dice la Ley. Sin embargo, es importante aclarar que las transiciones y las altitudes no son homogéneas ni dentro del mismo complejo de páramos ni entre los diferentes complejos. Todas según sus particularidades varían.

Los páramos de Chita, una oportunidad de encuentro y de diálogo

A 15 minutos del casco urbano de Chita, queda la vereda Chipa Centro. En ese lugar, en la Institución Educativa Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, el pasado 15 de julio se realizó un encuentro entre las comunidades de Chita y el Instituto Humboldt para hablar sobre cómo se realizaban los mapas de páramo.

Al encuentro llegaron más de 50 personas de las diferentes veredas del municipio, al principio un poco distantes y con varias prevenciones sobre el mapa. “Nosotros cuidamos el páramo porque el páramo nos da el agua, nos da para todas las actividades. Nuestra familia y ancestros han vivido acá y conocemos bien el páramo. Somos un pueblo pequeño que cuida el páramo y no lo daña ni con maquinaria ni con actividades mineras”, sentenció uno de los asistentes al encuentro mientras otro de los presentes levantaba una carpeta con documentos que certificaban la propiedad de su predio mientras decía que los chitanos llevan más de 200 años en el territorio.

Con esas prevenciones comenzó un espacio muy importante: el del diálogo y la escucha. Durante esa jornada las comunidades conocieron sobre los alcances del Instituto Humboldt en el proceso de delimitación y cómo la entidad realiza su trabajo. Pero tal vez, lo más importante, se les informó sobre cómo el resultado de la labor del Instituto Humboldt es un insumo para la toma de decisiones concertadas entre las diferentes instituciones que intervienen en el proceso de delimitación y las comunidades.


“Es necesario agregar que Pisba es el único complejo de páramo que no ha sido delimitado y que no contaba con un levantamiento de vegetación en campo para la identificación de la FTBP ni con un área de referencia a escala 1:25.000 como los demás complejos, lo que nos permitió levantar información en territorio como complemento a la identificada en el marco del proceso de delimitación”, dijo José Manual Ochoa, coordinador del programa de Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad.

Para Angie Fernanda Viracachá, personera del municipio de Chita estos espacios son propicios porque: “se escucha directamente al campesinado. Es mejor que las instituciones en el marco de sus funciones y competencias que le hayan sido conferidas puedan dar respuesta directa a los campesinos sobre su labor. Esos escenarios de participación son los que por excelencia deben primar en todos los territorios. Es importante que el campesinado conozca sobre cuáles son las funciones, en este caso, las del Instituto Humboldt en este proceso y su incidencia”.

La jornada que se llevó a cabo en la vereda Chipa Centro giró en torno a las preguntas, los comentarios y las inquietudes de las comunidades. El Instituto Humboldt dio respuesta a estas dudas y dio a conocer su quehacer en el marco de delimitación, así como sus métodos de trabajo.




En el encuentro también se habló sobre la cartografía y cómo se realiza.



Sobre este encuentro, Camilo Rodríguez, investigador de la subdirección de Investigaciones del Instituto Humboldt explicó: “Estamos acercándonos a las comunidades para que conozcan el trabajo del Instituto Humboldt, propiciando un escenario que se basa en el diálogo. Quisimos hablar sobre la cartografía, lo que es de completo interés de ellos. El mapa lo han escuchado en diferentes escenarios y en ocasiones lo ven de manera reactiva, por eso es importante socializar este trabajo con ellos, acercar nuestro quehacer y entender la experiencia y conocimiento que ellos tienen sobre su territorio”.



Por su parte, el alcalde de Chita, José Miguel Velandia manifestó que: “Es importante que las comunidades sean escuchadas, porque es en estos espacios donde las comunidades pueden despejar las dudas. Es importante que las instituciones vengan a resolver las dudas porque así los habitantes o ciudadanos toman confianza con las instituciones porque hay un diálogo directo. Donde las comunidades pueden proponer sus inquietudes y los habitantes ven a la cara a las personas que les van a poder dar respuesta”.

El encuentro que comenzó distante terminó convertido en un espacio de encuentro, de diálogo y escucha. La comunidad chitana durante los días del 22, 23 y 24 de agosto realizó sus propuestas en el marco de la fase de consulta. Mientras tanto el Instituto Humboldt continúa acompañando al Ministerio de Ambiente en los espacios convocados en el marco del proceso de delimitación para propiciar diálogos en los que explica su quehacer.

“Lo más importante que se lleva la comunidad, tal vez, es reconocer al Instituto Humboldt y su trabajo en este proceso. Que el Instituto muestre qué hace, cómo interpreta los páramos en el país y cómo aporta a su conservación y manejo participativo. Además, las comunidades se llevan una claridad sobre cómo se manejan los insumos espaciales, especialmente los del ecosistema de páramo. Esos dos elementos son fundamentales para todo lo que viene de aquí en adelante en términos del diálogo entre comunidades e institucionalidad y es bueno que el Instituto deje ese aporte”, concluyó Rodríguez.

En estos espacios se espera que las comunidades con sus conocimientos puedan aportar al proceso de espacialización, así como al resto de fases que se realizan en el proceso de delimitación de páramos de Pisba, que según el portal web Pisba Avanza son siete: Fase de convocatoria. Fase de información. Consulta e iniciativa. Concertación. Observaciones al proyecto de acto administrativo. Expedición de la resolución. Implementación de los acuerdos.