Uno de los escarabajos rinocerontes Megasoma que habita en la Amazonia colombiana, Megasoma mars figura entre los más llamativos por la forma divergente de sus cuernos. “Es un insecto con grandes alas que palidece por la acelerada pérdida de bosque en toda la cuenca del Amazonas, la región más biodiversa del planeta”, dice Neita.
Sin embargo, el caso que más le preocupa al investigador del Instituto Humboldt es el de Megasoma elephas, más conocido como escarabajo elefante que también hace parte de los insectos rinocerontes.
“Es una especie aterciopelada que habita desde México hasta el norte de Colombia, en especial en el norte del Pacífico, Caribe y los valles interandinos. Sus poblaciones están cada vez más diezmadas en el país debido a todas las alteraciones asociadas con la deforestación. Es uno de los animales que hoy en día es bastante complicado colectar en las diferentes expediciones de biodiversidad”.
Los rinocerontes del género Dynastes, que habitan en las selvas húmedas del Chocó, la Orinoquia y los valles interandinos, se caracterizan porque los machos tienen uno de los cuernos más desarrollados.
“También se han visto bastante amenazados por la deforestación y el tráfico ilegal de fauna silvestre. Por ejemplo, Dynastes neptunus, un escarabajo asociado a los robledales, se está quedando sin hogar”.
Por su parte, los escarabajos rinocerontes machos del género Golofa llaman la atención de los traficantes por sus llamativos colores. Según Neita, son de tonos amarillos y rojizos y habitan especialmente en las zonas altoandinas, en sitios entre los 1.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar, son edáficolas, es decir, viven en el suelo bajo los troncos en descomposición sus larvas.
“Un aspecto bastante peculiar en estos escarabajos es su reproducción. Mientras las hembras se alimentan de una sustancia azucarada de las plantas, los machos aprovechan para llegar y aparearse”.
El Libro Rojo de los invertebrados terrestres de Colombia, elaborado por Germán Amat García, Gonzalo Andrade y Eduardo Amat García, menciona varias especies de escarabajos rinocerontes en estado crítico: Megasoma mars (En Peligro), Dynastes neptunus (Vulnerable), Megasoma elephas (Casi Amenazado) y Megasoma actaeon janus (Megasoma actaeon) (Casi Amenazado).
“Aunque aún hay mucho por estudiar sobre estos animales, la evidente deforestación y las actividades como el tráfico de fauna nos evidencian que están en grave peligro. La Colección de Entomología del Humboldt, donde tenemos más de 116.000 especímenes de insectos, nos permite ampliar el estudio de estos representantes de nuestra biodiversidad”, concluye Neita.
Se trata de un grupo de escarabajos con uno o más cuernos en la cabeza, una característica similar al aspecto físico de los mamíferos herbívoros emblemáticos de África y Asia. Estos insectos están cada vez más amenazados por flagelos envueltos en la ilegalidad, como la deforestación y el tráfico de fauna silvestre.
Habitan en el planeta desde hace casi 250 millones de años y se caracterizan por contar con alas bastante endurecidas y colores, formas y hábitos alimenticios bastante particulares. Se trata de los coleópteros o escarabajos, insectos que suman más de 380.000 especies en el mundo.
Colombia alberga aproximadamente 7.000 especies de escarabajos de diversas familias, con hábitos como coprófagos, fitófagos, carroñeros, depredadores y polinizadores entre otros. Sin embargo, varios científicos han advertido que esta cifra está bastante subestimada por los vacíos de conocimiento que hay sobre la fauna neotropical.
Un grupo de estos insectos llama bastante la atención por su aspecto físico: tienen un cuerno en la cabeza y uno o más en el protórax, una característica similar a la de unos mamíferos herbívoros más emblemáticos de África y Asia. Por eso, son conocidos como escarabajos rinoceronte, insectos que hacen parte de la subfamilia Dynastinae.
Según Jhon César Neita, curador de la Colección de Entomología del Instituto Humboldt, Colombia alberga tres géneros de escarabajos rinoceronte: Golofa, Dynastes y Megasoma, que tienen una representación de aproximadamente 15 especies en el territorio nacional.
“Estas especies tienen un ciclo de vida muy largo en estado larval, ya que las larvas requieren casi tres años para convertirse en adultos. Son insectos que dependen totalmente del buen estado de los bosques; sus patas están adaptadas para caminar únicamente por las ramas y troncos de los árboles”.
En los últimos 20 años, Colombia perdió cerca de 2,8 millones de hectáreas de bosque por causa de la deforestación, un flagelo impulsado por la ilegalidad que, según Neita, tiene en graves aprietos a los escarabajos rinocerontes.
“Como las hembras saben que los ciclos de sus larvas son muy largos, solo ponen sus huevos en el dosel de los árboles, sitios donde también se aparean y alimentan. Para el género Golofa sus larvas se desarrollan en el suelo en materia orgánica en descomposición. La destrucción de su único hogar, que es el bosque, es mortal para estos insectos”.
El investigador del Instituto Humboldt afirma que una de las dinámicas más interesantes en las selvas tropicales es la muerte de los árboles más viejos, esta actividad de descomposición va de arriba hacia abajo y tarda muchos años.
“A medida que el árbol se va descomponiendo, las hembras ponen sus huevos y las larvas van desarrollándose. Cuando uno de esos árboles centenarios es cercenado por la motosierra, la vida de los escarabajos llega a su fin”.
Pero la deforestación no es su único enemigo. Neita revela que por la peculiaridad de su aspecto, como los cuernos de los machos, son bastante apetecidos por los traficantes de fauna silvestre. “Hacen parte de los animales más deseados por los coleccionistas de animales a nivel mundial”.
Acorralados por la motosierra
Para el experto, los rinocerontes del género Megasoma son los más amenazados por estas actividades impulsadas por el hombre. “Además de los llamativos cuernos de los machos, algunas especies de este género cuentan con una textura similar al terciopelo. Su tamaño también juega en su contra, ya que superan los 15 centímetros”.
Una de las especies de este género que habita en el Chocó biogeográfico, está en aprietos por la deforestación desatada por la minería ilegal. “Su vida depende de los ambientes con pocas alteraciones y abundantes recursos para el desarrollo de sus larvas. La minería es la principal actividad que está degradando los bosques y ríos del Pacífico”.